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ANALISTAS

Las cifras de café hablan solas

sábado, 13 de diciembre de 2014
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Al culminar el año podremos saber las cifras consolidadas de las cosechas cafeteras, el número total de sacos producidos y el promedio por hectárea, la densidad de sus siembras, así como del valor de las exportaciones totales. Sin embargo, cifras parciales proyectan una de las mejores cosechas de los últimos años cuyo valor puede llegar a $5,5 billones aproximadamente.

Según un informe de la Federación Nacional de Cafeteros, la producción acumulada durante el período enero - junio del presente año, alcanzó 6,7 millones de sacos, lo que proyectado nos puede llevar a superar los 12 millones de sacos durante el año 2014. 

Estas cifras son el resultado del éxito del programa de renovación cafetera que se inició desde el año 2008, lo que significó una reducción de la edad promedio de los cafetales y un aumento en su productividad. Al lado de esto, las siembras de cafés especiales han arrojado unas cosechas de óptima calidad, de granos muy superiores a los de otros países, por los cuales se pagan primas especiales.

Según el informe de la Federación Nacional de Cafeteros, desde el año 2008 se han renovado más de 2.800 millones de árboles y, se prevé que la productividad seguirá aumentando en la medida en que entren en producción 200.000 nuevas hectáreas que fueron renovadas en los últimos años. La producción por hectárea aumentó de 11,1 sacos de café verde en el año 2012 a 14,1 sacos al cierre de 2013.

Estas cifras demuestran la bondad y el acierto de las políticas cafeteras adoptadas, con las que sin duda el precio de la libra de café ha mejorado significativamente, lo que ha permitido un reverdecer de la caficultura colombiana. 

A pesar que de la carga de café hoy supera los $720.000 se requieren  acciones básicas por parte del Estado, para aliviar las pesadas cargas que han venido soportando, no solo los cafeteros sino todos los agricultores colombianos, ávidos de reducciones significativas en el precio de los insumos, la construcción de distritos de riego para regular las aguas de sus cosechas y el mantenimiento adecuado de las vías rurales.  

 Sin el desarrollo mínimo de estas acciones, el campo colombiano estará condenado a sobrevivir en condiciones trágicas.

El café durante décadas ha sido el símbolo de nuestra agricultura y también de nuestra presencia en el exterior. El tejido social que conlleva y fortalece la caficultura colombiana, es de honda trascendencia pues el grano se produce en la mitad de los municipios de la patria, congrega a más de 500.000 familias cafeteras y genera empleo a millones de colombianos, especialmente en época de cosecha. Es una actividad desarrollada por inmensas mayorías de campesinos minifundistas que superan el 90% de los caficultores. 

No es socialmente aceptable que se proponga que la Federación Nacional de Cafeteros deje de cumplir su papel definitivo de organizar la política del sector que, ha conllevado desde su creación que esta entidad vele por los altos intereses de un gremio socialmente frágil pero, absolutamente trascendente en su tarea de dignificar a la familia colombiana y de desactivar profundos conflictos sociales.

Tampoco es justo que en el informe de la Misión Cafetera se desconozcan los logros que en los últimos años, la política cafetera ha tenido para superar las crisis vividas. Conseguidos éstos a base de planificación, investigación, ejecución de políticas nuevas como las de renovación, asistencia técnica, mejoramiento de la calidad del producto, conquista de nuevos mercados, todo ello producto de un trabajo tesonero que ha dado excelentes resultados. 

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