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Analistas 16/12/2013

¿Quién necesita evidencia cuando tiene “la verdad”?

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La página de Internet ECB Watchers recientemente informó de lo que llamó un discurso “confuso” de Peter Praet, economista en jefe del Banco Central Europeo (el informe puede leerse en bit.ly/IYa6Nk). Pero de hecho no tuvo nada de confuso; si hay algún misterio, está en la economía política subyacente de la situación.

El Sr. Praet, según nos enteramos a través del discurso, es un Economista Perfectamente Razonable (EPR), y probablemente también lo sean muchos de sus colegas del BCE, incluyendo, se sospecharía, a Mario Draghi, el presidente del banco. Pero tienen que operar en un ambiente donde la Gente Muy Seria de Europa, que al mismo tiempo es doctrinaria y anti-intelectual en forma importante, aún conserva enorme poder.

Entonces, el discurso del Sr. Praet: lo interesante aquí es que se muestra como un EPR, consciente de los problemas de los dos ceros (el límite inferior cero de las tasas de interés y la gran dificultad para ingeniar movimientos descendentes en los salarios nominales). Como resultado, su marco subyacente para ver los problemas europeos parece esencialmente indistinguible del mío: tal como lo dijo ECB Watchers, es un marco que ve un rol útil de una inflación moderada, para evitar el límite inferior cero y para facilitar el camino a la devaluación interna. Y hay que preguntarse qué cálculo lleva a la noción de que una meta de “cerca pero menos de 2%” es apropiada, al contrario de, digamos, 3 o 4% 

Pero de hecho no hay que preguntarse nada. Independiente de lo que el Sr. Praet pudiera pensar en privado, él y su jefe tienen que tratar con la gente muy seria (GMS) de Europa, con gente que cree en la austeridad sin importar las circunstancias y que también dice cosas como la siguiente, pronunciada por Jens Weidmann, presidente del Bundesbank de Alemania: “la impresora de dinero definitivamente no es la forma de resolver (los problemas de Europa)”. Esto se declara como si fuera una verdad evidente, pese a que cualquier EPR fácilmente puede defender el caso (como lo hace el Sr. Praet) de que la impresora de dinero, de hecho, es algo que puede ofrecer muchísima ayuda para resolver los problemas de Europa.

Lo triste y notable que hemos aprendido alrededor del último año es lo poco que importa el debate intelectual. Los EPR han derrotado completamente a la GMS tanto en política fiscal como en política monetaria; los inflacionistas, los austeritarios expansivos, la gente del umbral de perdición del 90%, todos han visto colapsar sus afirmaciones de cara a la evidencia. No obstante, la política apenas cambia, y la GMS sigue hablando como si tuviera posesión de la verdad.

No obstante, supongo que es bueno saber que en el BCE hay varios EPR, incluso si lo que saben no parece importar mucho.

La teoría de Los Tres Chiflados sobre la política fiscal
Hay una parte en una de las películas de “Los tres chiflados” (si algún lector sabe cuál, por favor hágamelo saber) donde vemos a Curly golpeándose la cabeza contra la pared repetidas veces. Moe le pregunta por qué lo hace, y Curly dice: “Porque se siente muy bien cuando paro”.

Buen chiste, ¿no? Excepto que ahora es la teoría reinante sobre la política fiscal. Tal como lo señaló recientemente el economista Antonio Fatas en una publicación en Internet, los austeritarios ahora están clamando reivindicación porque, luego de años de contracción económica, algunos de los países que impusieron la austeridad finalmente están empezando a mostrar un poco de crecimiento. Tal como lo escribió el Sr. Fatas, esto está pasando porque tarde o temprano las economías efectivamente tienden a crecer, a menos que las malas políticas no sólo continúen sino que empeoren constantemente; dado que la austeridad sigue siendo severa pero discutiblemente no se está volviendo más estricta, un poco de crecimiento no es una gran sorpresa. Y estos países siguen estando muy por debajo de donde hubieran estado con menos austeridad.

Pero vamos, se siente bien, al menos relativamente, cuando los países dejan de golpearse la cabeza contra la pared. ¡La austeridad manda!

Entonces, así estamos: deseando que las autoridades encargadas de la política en Europa se elevaran al mismo nivel de rigor analítico y claridad intelectual exhibido por Moe, Larry y Curly.

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