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Analistas 10/04/2024

Los mensajes ocultos del eclipse solar

Natalia Zuleta
Escritora y speaker
Natalia Zuleta

Tanto se habló en la última semana de este reciente eclipse solar. Un fenómeno verdaderamente único en el que la naturaleza cambia radicalmente su biorritmo y se detiene en un instante de tiempo por la ausencia de luz.

Independientemente de que usted crea o no en el poder de los fenómenos astronómicos o su interpretación astrológica, es un hecho que estos cambios en el cielo de alguna manera nos afectan en la tierra.

Para los animales significa un momento de repentina ansiedad y confusión. Hoy quiero compartir con ustedes mi visión desde el trabajo espiritual y energético y mi inquietud por comprender otras formas de ver el mundo y entender nuestra naturaleza humana.

Tal vez algunas de las cosas que experimenté se parezcan a algo que usted haya vivido y allí podamos encontrar la magia de la interdependencia de todos los seres vivos. Siento que la humanidad le hace falta encontrar otro tipo de narrativas y explorar sabiduría en rincones olvidados para darle sentido a una existencia cada vez más compleja.

Para mí los días previos al eclipse estuvieron colmados de una intensa carga de emociones, por un lado, una ansiedad intermitente por terminar proyectos y tareas pendientes en contraste con un cansancio acumulado que pedía la pausa. Y a la par con esto una sensación subyacente de incomodidad por ver con claridad y en ocasiones puntuales el poder de mis creencias limitantes. Como esa piedra en el zapato que aparece allí para recordarnos que debemos poner las cosas en su lugar.

Tal vez para muchos esta oleada de información alrededor del eclipse no es más que una ola esotérica que desaparece tan pronto como el mismo fenómeno. Sin embargo, les confieso que para mí ha significado el ampliar mi curiosidad para entender mi existencia.

De pronto mirar con lupa el momento en el que estoy y lo que viene, esa pausa tan necesaria en nuestras convulsionadas vidas. También para escribir y reflexionar como una forma de hacer evidente lo que me habita y avanzar en una especie de catarsis creativa y evolutiva. He leído mucho sobre la simbología del eclipse encontrado en ella un gran sentido. En tiempos de oscuridad el eclipse actúa como una suerte de metáfora sobre la necesidad de entender y explorar nuestras sombras a través del paso de la luz.

También es una oportunidad para sentir el universo, la energía de lo que nos une y nos separa en un instante de tiempo. Un momento para comienzos radicales y cambios en nuestras vidas.

Y si esto no conecta con sus ideas, nada más el ver a miles de personas viajando a lugares con familiares y amigos para divisar el eclipse, convirtiendo esto en un ritual para abrazar la belleza de nuestro cosmos, renovando votos, aprendiendo con curiosidad sobre astronomía, expectantes de las horas, pendientes de algo tan primario como un cambio de luz momentánea. Un fenómeno a la vista instantáneo y único que convocó al mundo entero en unión con la naturaleza.

Ojalá conserváramos los lentes del eclipse para dirigir nuestra mirada a lo verdaderamente importante y revelador. Para enfocarnos por un instante de tiempo en las cosas que son relevantes y que nos unen. Miles de personas con los pies en la tierra por cuatro minutos agradeciendo a la vida un milagro sutil.

Así el eclipse movilizó a muchos a buscar espacios fuera de la rutina, a los científicos de la Nasa los convocó a estudiar la corona del sol y sus efectos en la atmósfera través de sus aviones en el cielo. El mismo eclipse que menciona la Biblia hace millones de años para hablar de un instante de juicio divino.

Culturalmente a lo largo del tiempo los eclipses fueron vistos como el presagio de que algo catastrófico pasaría, el fin de algo que podría haberse evitado. Es un evento que siempre ha tenido trascendencia y que no debemos ignorar en nuestra arrogancia humana pues querámoslo o no, nos mueve, nos afecta y nos convoca.

Me encuentro mientras escribo con esta máxima de Nicolás Copérnico: “La naturaleza nunca hace nada superfluo, nada inútil, y sabe sacar múltiples efectos de una sola causa.” Sólo espero que podamos recordar todas las energías que se han movido con este eclipse y que enriquecen nuestra existencia.

Muchas de ellas surgidas de la gratitud, el asombro, la conexión, la esperanza y la curiosidad. Ojalá conservamos esos lentes del eclipse que nos permitan mirarnos con más apertura, pausa y foco y mirar al mundo con más compasión, sorpresa y amplitud.

Esa pausa para tener los pies firmes sobre la tierra, pero con la mirada en el cielo para no olvidar nuestro lugar en la inmensidad del Universo. Finalmente somos polvo de estrellas y estamos unidos con el cosmos por ese principio común. Felices días post eclipse.

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