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Analistas 07/05/2025

El próximo Papa

Maritza Aristizábal Quintero
Editora Estado y Sociedad Noticias RCN

Hoy que los cardenales entran en cónclave quisiera hacer una reflexión -muy personal eso sí- sobre lo que espero de la iglesia católica, de la elección de la curia y del próximo Papa, y así, en esa misma vía, aventurarme, por qué no, a dar dos nombres de quienes creo se ajustan a los desafíos de la fe. Claro, no es una apuesta de nada, me apego a la convicción de millones que creen que quienes entran papables salen cardenales, pero espero demostrar con estas líneas para mi audiencia, que el mundo no solo quiere humo blanco, sino sobre todo señales claras. Para los más expertos mis palabras pueden ser ignorantes, pero hablo como el católico promedio y eso me hace una voz calificada.

No basta con elegir a un Papa: hay que escoger a un pastor con carisma, inteligencia espiritual y sentido político. Un hombre que no retroceda frente a los avances de Francisco y que no vea en la doctrina una jaula que excluye, sino una brújula que acompaña. Que comprenda que la fe solo es verdadera cuando toca la vida real.

Y en esa búsqueda, dicen que el Espíritu Santo inspira, pero los perfiles, la realidad y ese mundo al que debe llegar el mensaje también son importantes. Por eso mi primer nombre es el del cardenal filipino Luis Antonio Tagle. El de la alegría permanente, con una amabilidad que refresca. Tiene carisma, conexión con los jóvenes, cercanía con el pueblo y, sobre todo, una humildad desarmante. Se dice de él que es un obispo que escucha antes de hablar y que conecta con creyentes y no creyentes por igual. Su elección significaría una Iglesia aún más abierta al mundo y a los márgenes

Pero no todo es ternura en Tagle: también sabe moverse con diplomacia y convicción. Ha hablado con claridad sobre migración, justicia social y derechos humanos.

Sin embargo, por encima de Tagle, hay una figura que me emociona aún más. Un nombre cuya sola mención transmite paz. Alguien que no ha necesitado levantar la voz para hacerse escuchar, ni vestirse de solemnidad para inspirar respeto: Matteo Zuppi.

Zuppi tiene una cualidad que lo vuelve profundamente humano: su sonrisa auténtica, serena y casi tímida, un gesto que refleja una fe alegre que abraza y no juzga. Ha estado en misiones en Ucrania, ha hablado de pobreza, migración, violencia y democracia. Su papado sería la continuidad del tono pastoral de Francisco, pero con un carácter más estructurado en lo político y audaz en lo social. Podría ser el Papa que le dé a la Iglesia una voz más firme frente a regímenes como los de Nicaragua o Venezuela. Sabe que callar en ciertas coyunturas ya no es neutralidad, sino omisión. Y Zuppi no parece un hombre dispuesto a omitir.

Hoy, entre todos los nombres, Tagle y Zuppi sobresalen porque combinan humanidad, inteligencia espiritual, sensibilidad y visión universal. Porque podrían hablarle tanto al joven desconectado como al cardenal más ortodoxo. Y sobre todo porque podrían continuar lo que Francisco empezó: una Iglesia que no pone la doctrina por encima de la misericordia, ni el dogma por encima del ser.

Pero bueno al final de todo, tendré que estar abierta a que en el “Habemus Papam” me sorprendan con un nombre, pero no con los valores del próximo pontífice. No quiero ver de nuevo a un jerarca, sino a un pastor… alguien que más que mantener el edifico en pie, abra para el mundo las puertas de la iglesia.

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