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El Plan de Desarrollo adelantó un gran debate nacional, que ha sido pospuesto por el gobierno para el año próximo: las pensiones. En efecto, artículos como el 84 que no fue avalado finalmente por el gobierno, permitía el traslado de régimen pensional a aquellas mujeres mayores de 50 años y hombres de 52 que no habían sido informados adecuadamente sobre sus ingresos al momento de la jubilación. Para ellos habría una ventana de oportunidad de cuatro meses para cambiarse de régimen pensional.
Muchos colombianos de a pie estaban felices con la iniciativa parlamentaria incluida en el Plan de Desarrollo, pues cuando se cambiaron de sistema privado no se les informó con claridad lo que iba a pasar con ellos en el futuro. Ahora ven la magra pensión que recibirán y desean regresar donde tenían mayores ventajas. Inmediatamente, los fondos de pensiones salieron a defender los $20 billones que saldrían de sus arcas y los fiscalistas señalaron que las pensiones le saldrían muy costosas a Colpensiones y tendrían que aumentar los subsidios en $50 billones. Pusieron el grito en el cielo y el Gobierno abortó la micro reforma que le habían colgado al Plan de Desarrollo.
Otro artículo en controversia es el 117, que propone acabar las devoluciones de pensiones a las personas que ahorraron gran parte de su vida pero que no alcanzaron a cumplir los requisitos de edad y semanas de cotización. El artículo señala que las personas tienen 10 días hábiles para pedir la devolución de su dinero ahorrado o de lo contrario va a los Beps, Beneficios Económicos Periódicos que tiene Colpensiones. Los Beps le dan un subsidio a la persona igual al 20% de la suma que ahorre mensualmente.
El debate pensional es álgido, no solo en Colombia sino en el mundo. Según el Índice Mundial de Pensiones de Mercer de Melbourne (MMPGI) Colombia tiene 62,6 puntos de 100 posibles, lo que la ubica como un país nivel C+, en la misma condición que Alemania; es decir, requiere reformas, tiene significativos riesgos y deficiencias, pero avanza lentamente hacia la sostenibilidad. El mayor puntaje lo obtiene porque tiene los Beps y el programa Colombia Mayor, dos estrategias que reducen la inequidad. Pero nuestra gran debilidad es tener dos sistemas de pensiones paralelos, mutuamente excluyentes, que generan una competencia que no es realmente sana, como lo muestran los debates que acabamos de presentar. Chile es el mejor posicionado de la región, y están en posición inferior, México, Argentina e incluso Brasil que tiene evaluación cerca al promedio. Los mejor posicionados, Holanda, Dinamarca, Finlandia, Suiza y Noruega, tienen pensiones con cobertura plena en un promedio de edad de 65 años, que combinan la contribución pública, la de fondos privados, la de las empresas y la del empleado. Es decir, todos ponen.
Mercer señala que un Sistema Pensional de Clase Mundial es un sistema que garantiza cobertura y en el que toda la fuerza laboral ahorra según sus capacidades para el futuro. Contratistas, trabajadores por cuenta propia y cualquier persona con ingresos. No hay un sistema perfecto, pero las mejores prácticas combinan edad, complementariedad en el ahorro y generación de ingresos para el futuro. Al final importa tanto la suficiencia de recursos para todos como la sostenibilidad. Un sistema muy generoso no es sostenible económicamente y un sistema sostenible que no permite la sobrevivencia digna, no es humanamente aceptable.
El Gobierno ha dicho que no variará la edad de jubilación, creemos que es un error populista y que debería entrar al debate sin mayores restricciones. Pensemos un sistema equitativo por niveles, con una cobertura total que complemente el aporte público con el privado, pero que no sean rivales. Colombia puede y debe dar señales de defensa de la dignidad de las personas en los momentos de fragilidad de la vida: en los primeros años y en los últimos. En el campo de pensiones, es la vejez la que está en juego.
