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Analistas 29/02/2024

Cómo le gané al destino

Sergio Molina
PhD Filosofía UPB

Vaya título de autoayuda el que escogí para retratar un episodio tan común como extraordinario. Yo andaba muy segurito por la vida y un día cualquiera descendiendo en mi carro modelo 81, mecánicamente como un reloj suizo- al menos eso pensaba-, al usar el freno sentí que el pedal se iba hasta el fondo sin que el viejo Renault se detuviera, en simultanea me recorrió un frío desde la cabeza hasta los pies, o al revés-no recuerdo-. Sin duda, me estaba aconteciendo lo que había visto en las películas o escuchado de otros: me quedé sin frenos en una pendiente.

La cuestión en cuanto a ¿por qué habría de pasarme a mí? o la afirmación aquella de: “eso no me pasará a mí”, estaban descartadas. Ahora sí, tocó mostrar mi habilidad contingente o rezar.

Generalmente nos sentimos muy exclusivos y pretendemos ser un cero, una coma y muchos ceros más sucesivos a la derecha, es decir, un decimal único en la estadística. La psicología positiva está sobre ofertando libros y cursos para convencer al más incrédulo en cuanto a que: es el mejor y a que nada lo vulnera; gestando en apariencia super hombres que se devoren el mundo sin admitir falla o flaqueza. Según la Cámara Colombiana del Libro, los títulos más vendidos en Colombia en 2023 tuvieron que ver con superación personal y autoayuda, ello no está del todo mal siempre que no demos como absoluto el contenido de textos que dictan un A, B, C para triunfar tanto en criptomonedas como en el amor. Como dice Carlos Javier Gonzáles, filósofo español, en alusión a la filósofa india Gayatri Spivak: son las nuevas espiritualidades que promueven el “todo lo puedes”.

En esta época hiper informada me debato entre el síndrome del impostor (boicotear mis cualidades y experticias) o creerme el cuento. Somos vulnerables y susceptibles de lo uno y de lo otro, lo que nos hace excepcionales es saber afrontar con agua fría la adversidad, la realidad y lo contingente. Necesitamos gurúes de la vida real, que por lo menos se desvelen de domingo a lunes y a los que se le desate el cordón de su zapato como a cualquiera. Planear sí, pero sin fórmulas pseudo exitosas.

Sospecho de la casuística en las intervenciones de ponentes y panelistas diciendo haber triunfado como son seres de luz e invitándonos a ser como ellos.

Volviendo a mi aventura automovilística, apliqué la segunda marcha y luego la primera para disminuir el impulso del carro, elemental, lógico. Di un timonazo a una berma pequeña y repetí el sube y baja, hasta que me detuve sin mayores daños. Lo mío se queda en anécdota de amigos y no da para libro. No sufrí lesiones, hasta me tomé confianza. A veces conviene perder los frenos, las luces o caernos del columpio entendiéndolo como normal y factible. Estamos en la probabilidad de lo bueno o lo no tanto. No todo es proeza, sino vida real.

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