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Analistas 23/03/2022

El raponazo de las pensiones

Santiago Castro Gómez
Expresidente de Asobancaria

Hace tres meses apenas escribí sobre el tema de pensiones y me preguntaba para cuándo aparecería en la agenda de los candidatos. Bien dicen que hay que tener cuidado con lo que se pide porque de pronto se lo dan. Y preciso. Vino la propuesta de Gustavo Petro de apropiarse parcial y progresivamente de los recursos de los trabajadores administrados por los Fondos Privados de Pensiones (AFP). El botín era demasiado suculento…más de $350 billones. Pero, además, ya había precedente, toda vez que Cristina Fernández de Kirchner le había hecho la misma “jugadita” a los argentinos, con las consecuencias desastrosas de irresponsabilidad fiscal, déficit, estancamiento y pobreza.

Lo que Petro propone es retirar anualmente $20 billones de las AFP para pagar jubilados actuales de Colpensiones. De esa manera según anota, “el Gobierno logrará disminuir su transferencia del presupuesto a Colpensiones en $18 billones anuales”. Esto no es otra cosa que una expropiación y la razón es que ese dinero, contrario a lo dicho, no son recursos públicos ni de los bancos o de las AFP, sino la plata de los afiliados administrados por un tercero. Aquí lo que se hace es pasar deuda futura al Estado y hacer más pesada la carga prestacional de los jóvenes durante toda su vida laboral. Es más, si se mira el sistema pensional de Colombia, lo que primero hay que reformar es su componente publico representado en el Régimen de Prima Media, que contiene unos subsidios a las pensiones más altas que succionan buena parte de sus egresos. El resultado es que la inequidad aumenta una vez se pagan estas pensiones, lo que constituye toda una vergüenza. Pero ni una palabra de esto del candidato del Pacto Histórico.

Lo que poco se dice es que solo 10% de los poco más de 6 millones de cotizantes en Colpensiones logran pensionarse, en gran parte debido a que no logran cumplir los requisitos de pensión. En las AFP esta cifra sube a 25% con un número de afiliados tres veces mayor. ¿Cuál entonces es la mayor debilidad? Y aquí no estamos contando los rendimientos que han sido históricamente mucho mayores en el pilar privado que devuelve a sus cotizantes, en caso de no alcanzar pensión, promedios de $40 millones versus $8 millones en Colpensiones, como bien lo anotaba Jorge Llano, ex-vicepresidente de Asofondos, en una entrevista reciente.

El camino a seguir ya lo he dicho antes…cortar el subsidio a las pensiones altas. Pero las presiones políticas de los beneficiados lo han hecho imposible. Aún así, puedo vislumbrar una alternativa en que limitemos el subsidio a un techo razonable. De esta manera, liberamos recursos para ampliar y reforzar dos programas que sí atienden población vulnerable como son Colombia Mayor que subsidia a población de Sisben 1 y 2, y el programa Beps, que consiste básicamente en un ahorro para la vejez con contrapartida del Estado.

Lo que no se puede permitir es que con engaños y mentiras se proponga siquiera semejante raponazo a los ahorros de los trabajadores y se cargue al Estado con obligaciones incumplibles a futuro, solo para financiar propuestas populistas y “trenes en el aire”. Como dijo Juanes, “no hay nada más peligroso que hacer promesas que NO se puedan cumplir. Llenar de falsas esperanzas a la gente es encender la mecha de un estallido”. Reformar las pensiones sí, pero en su componente de solidaridad y la inequidad de su pilar público. No desfinanciando lo único que está funcionando bien.

P.D. A estas alturas y ante el asombro y la indignación nacional, el Consejo Nacional Electoral deberá autorizar el reconteo general de votos.

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