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Analistas 14/05/2022

La inflación en abril no da muestras de desaceleración

Mauricio Santa María
Presidente de Anif

A pesar de las medidas que ha tomado la Junta Directiva del Banco de la República durante los últimos meses, la inflación en Colombia continúa alejada de la meta. Las cifras muestran un panorama complejo, pues el impacto que puede tener la inflación en la reactivación económica, la conservación del poder adquisitivo de los colombianos y los niveles de pobreza en el país no es menor.

En Anif hemos resaltado el efecto que ha tenido el exceso de demanda en el país sobre el resultado de la inflación mes a mes. Sin embargo, durante estos últimos meses de 2022 una nueva amenaza inflacionaria ha surgido para los consumidores colombianos, se trata del aumento considerable del Índice de Precios al Productor (IPP). En esta columna, profundizaré en los resultados del IPP para tratar de entender las presiones que podrían surgir del lado de la oferta en la formación de precios a nivel nacional.

Antes de empezar, vale la pena recordar que la variación del Índice de Precios al Consumidor a nivel mensual fue de 1,25% para abril de 2022, resultado que es 2,78 veces mayor que el promedio obtenido para ese mes en el periodo 2016-2021. Y al observar los resultados anuales es importante destacar que la variación total de 9,23% es la más alta de los últimos 21 años, pues niveles de esta magnitud no se veían desde julio de 2000 cuando el resultado fue de 9,29%.

En términos generales, el comportamiento de la inflación anual obedece a un efecto conjunto entre el comportamiento de los precios de los alimentos y el aumento en el costo de los arrendamientos y los servicios públicos domiciliarios.

El aumento en el costo de los servicios públicos, así como el de otros productos que están presionando al alza a la inflación, tienen sus raíces en el comportamiento de un indicador de gran importancia para la economía colombiana: el IPP. Si bien su fama es menor que la del IPC, puede ayudar a entender la formación de precios en el país, puesto que recogen las modificaciones en el precio de venta que se dan por la comercialización y distribución de los productos entre diferentes intermediarios antes de llegar al consumidor final.

Por ejemplo, puede encontrarse que, en materia de distribución de energía eléctrica, la regulación en Colombia define que el costo unitario cobrado al usuario final está indexado al IPC y al IPP, dado que el costo de sus componentes de generación, comercialización, distribución y transmisión, puede percibir aumentos en la medida en que los agentes distribuidores trasladen las variaciones inflacionarias al costo final, una vez los índices de precios acumulen una variación de 3%.

Es posible entender lo preocupante que resulta la variación anual que ha presentado el IPP durante 2022, pues ha logrado alcanzar los niveles más altos registrados durante todo el Siglo XXI. Este resultado plantea que la producción nacional de bienes y servicios es cada vez más costosa, un fenómeno que desde nuestra perspectiva obedece a varios factores, como los efectos de la disrupción en las cadenas de suministros globales, el aumento del costo de los fletes del transporte de carga marítima a nivel mundial y carga terrestre a nivel local, la recuperación económica que ha traído un aumento en la demanda de servicios como la electricidad y el gas y, finalmente, la recuperación de la demanda doméstica a una tasa superior a aquella de la oferta.

Las consecuencias de este incremento acelerado tanto del IPC como del IPP pueden ser devastadoras para las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) y para las poblaciones de menores ingresos, los dos segmentos más vulnerables del país tanto en materia productiva como de desarrollo social y calidad de vida.

Como se mencionó, actualmente los productores del país están sufriendo los efectos de costos adicionales, creados tanto por la escasez global de oferta debido a la disrupción de las cadenas de suministros y por el aumento en los fletes marítimos y terrestres del transporte de carga. A esto se suma el actual conflicto de Rusia y Ucrania, dos jugadores esenciales en la producción de materias primas. El aumento en los precios de distintos productos agroindustriales y energéticos, que han tenido problemas de oferta por cuenta de esta guerra, han afectado el costo de la producción en grupos como, por ejemplo, Cultivos Agrícolas Transitorios, Cultivos Agrícolas Permanentes y Ganadería. Tres divisiones que han presentado una variación anual en el IPP a abril de 2022 de 65,39%, 49,41% y 29,41% respectivamente, y que se reflejan en los resultados presentados del IPC.

Con lo anterior en mente y teniendo en cuenta que, tanto los componentes de generación eléctrica como el de distribución del gas están indexados al IPC y al IPP, se podría esperar que durante 2022 se presente un incremento adicional en el costo de la producción en el país. Una situación que pone en riesgo la senda positiva de recuperación económica para este año.

Ese comportamiento afecta principalmente a las poblaciones de menores ingresos, pues son quienes destinan una mayor parte de sus recursos a la compra de Alimentos y Bebidas No Alcohólicas y que presentan una inflación anual 3,8 puntos porcentuales mayor a los hogares de mayores ingresos (Pobres: 11,26% vs. Ingresos Altos: 7,46%).

Conclusiones

A partir de los resultados observados, esperamos que la inflación continuará con una tendencia alcista, con una variación anual que rondará 7,5% a diciembre de 2022, resultado que sin lugar a duda continuará menoscabando la capacidad adquisitiva de los colombianos, principalmente de los más pobres, y reducirá la velocidad de la recuperación económica.

Adicionalmente, en materia de productividad, el aumento en el costo de los servicios públicos, sumado a las demás presiones inflacionarias que ya enfrenta la industria por factores locales y externos, plantea una amenaza adicional para la recuperación económica. Esto porque, dada la estructura productiva del país, que se soporta en mayor medida en las Mipymes, es poco probable que se tengan recursos adicionales para sostener estos incrementos en los costos y que no puedan transmitirse de inmediato al consumidor.

En ese sentido, seguimos apoyando las medidas de endurecimiento de la política monetaria que ha tomado el Banco de la República para controlar la escalada en los precios, pues es la única manera de continuar impulsando el desarrollo social y productivo del país.

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