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Estrategia viene del griego strategos, que significa general, o arte del general, refiriendo las decisiones y conducción del militar que dirige. La estrategia se populariza en la administración de organizaciones empresariales en la Posguerra, cuando se empezó a comparar la competencia corporativa con un campo de batalla donde se atacan mercados, se diseñan tácticas para controlar recursos, se hacen alianzas ‘estratégicas’ y se doblegan competidores.
Esta mezcla cultural de lenguaje nos llevó a un enfoque administrativo basado en planeación, posicionamiento y lógicas conducentes a racionalizar la guerra de negocios y la competitividad. La planeación estratégica se convirtió en ritual y abrió el mercado para que consultores con las mismas plantillas de dofas, pasteles, matrices, diamantes y fuerzas de Porter engrosen sus ingresos operacionales.
En 1984 emergió un enfoque diferente, liderado por el filósofo Edward Freeman con su libro Strategic management: A stakeholder approach. En lugar de pensar cómo derrotar al enemigo, el estratega organizacional lidera la discusión continua sobre el valor que se crea a los grupos de interés. Jay Barney lideró desde el Academy of Management en los 90 un complemento clave, al poner al estratega a pensar la combinación de recursos que hacen la organización única, valiosa, inimitable, e insustituible.
Esto define capacidades, pero cuándo éstas se pueden volcar para aprovechar una oportunidad tenemos, como teorizó David Teece, una capacidad dinámica. La estrategia, en lugar de ser una decisión racional y planificada es un proceso orgánico, dinámico y contextual que emerge de la práctica, la cultura y las circunstancias, como bien nos enseñó Henry Mintzberg. En el fondo de la estrategia hay una decisión arriesgada, una elección dura, en la que dejamos de hacer unas cosas para enfocarnos en otras, y esto requiere de innovación organizacional y del modelo de negocio.
A esta conclusión llegamos con mi discípulo doctoral Ricardo Perilla, profesor de la Universidad del Tolima, en un artículo que publicamos en el International Journal of Innovation Science -de la International Association of Innovation Professionals Iaoip- titulado Organizational innovation and business model innovation: bridges from a systematic literature review. Luego de estudiar la clásica relación de Chandler sobre estrategia y estructura, encontramos en línea con Christensen que un modelo de negocio cuando se innova requiere de una redefinición de una propuesta de valor sobre la que se articulan recursos, procesos y una fórmula de generar ingresos.
Cuando asumí la presidencia de la junta directiva de AvanCiencia me reusé a una planeación estratégica y me puse de inmediato a idear, todo el tiempo, dialogando constantemente, cuál es la propuesta de valor. Necesitábamos innovar el modelo de negocio, entendiendo negocio no como una actividad para lucrarse a través de la apropiación del trabajo de otros, sino como la negación del ocio, o sea, una actividad productiva que crea valor, esto es, que produce algo que soluciona un problema o satisface una necesidad.
Sabemos que un resultado esperado de la ciencia es que impacte en la política y la regulación, mientras que entidades del Estado pueden mejorar sus documentos con el apoyo de investigadores y académicos. Para su encuentro creamos el Programa Nacional de Interfaz Política Ciencia, cuya propuesta de valor está en la vinculación de estos actores para, como diría Aristóteles, tener mejores políticas, acciones que generen bien para todos los que formamos la polis.
Y ¿dónde están los ingresos para cubrir la estructura de costos de la operación y generar excedentes que le permitan a AvanCiencia -que no tiene financiamiento basal- cumplir con sus actividades misionales como hacer Expociencia? MinCiencias valora resultados de apropiación social del conocimiento para la generación de insumos de política pública y normatividad, y la acreditación de programas académicos también. Entonces el programa emite un certificado que cuenta con el respaldo y legitimidad que otorgan 55 años de trayectoria de AvanCiencia y su alianza con la Cepal en la promoción de la gobernanza anticipatoria y prospectiva legislativa. Y es un certificado que se expide solo a los asociados activos que pagan su membresía institucional con la que demuestran con orgullo su compromiso con la interfaz política-ciencia.
Necesitamos una nueva década de crecimiento y oportunidades; una nueva década para reducir la desigualdad y elevar los ingresos de millones de colombianos
No se puede subestimar el poder nostálgico de las utopías: siempre habrá quien las añora a pesar de sus consecuencias. Cepeda es un rojo rojito, como decía Chávez, y si es presidente hasta ahora nada indica que dejará de serlo