MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
En una democracia sólida, el control social y la opinión crítica no son actos de confrontación, sino expresiones legítimas de participación ciudadana. En Colombia, donde la gestión pública enfrenta desafíos estructurales y éticos, el escrutinio informado de los altos funcionarios del Estado no solo fortalece la transparencia, sino que alimenta el debate para mejorar la administración pública.
Criticar no es destruir, sino construir desde la vigilancia activa, desde la palabra que interroga, desde el cuestionamiento que exige rendición de cuentas. Al respecto, la sentencia SU 420 de 2019 de la Corte Constitucional indica que “altos funcionarios del Estado (…) han de estar dispuestos a someterse al escrutinio de su vida pública y de aquellos aspectos de su vida privada sobre los cuales asiste a la ciudadanía un legítimo derecho a conocer y debatir” por lo que “su grado de tolerancia a la crítica ha de ser alto”.
En el ejercicio del análisis crítico y de control social en mis columnas de opinión, he emitido juicios severos sobre la gestión de la ministra de Ciencias, Yesenia Olaya. Animado por la exposición de situaciones que no comparto y que considero en contravía de los principios de una buena administración, motivado por preocupaciones legítimas sobre la política científica del país y la situación de MinCiencias y su sindicato, siendo la voz de funcionarios y amigos se han sentido agraviados, y basado en información pública que circula en diversos medios, he cuestionado con acritud las actuaciones de la ministra, dedicándole a lo sumo una columna mensual. Estas columnas las he redactado en un estilo literario satírico y pueden interpretarse zaheridoras. Entendiendo que la señora Ministra considera que mi crítica no se ajusta a la evidencia que exige el debate democrático en atención a la investigación disciplinaria que la Procuraduría le archivó por su presunta relación con el fallecimiento de Elizabeth Orjuela, retracto expresiones que la cuestionaron, en particular en la columna del 18 de febrero de 2025, y que podrían interpretarse injuriosas y calumniosas. Reconozco que estos señalamientos no contribuyen a la construcción de espacios ponderados en debate público ni a una crítica constructiva basada en el diálogo y la evidencia.
He reconocido en el debate de control político que se le realizó el Congreso de la República sus aciertos y aportes en la promoción de la cultura científica, en la formación de vocaciones en miles de jóvenes en los territorios y el apoyo decidido a la mujer investigadora. Sea esta la oportunidad para exaltar su trabajo para la inclusión de comunidades afro, indígenas y rurales en proyectos de investigación. También su participación en la formulación de políticas globales de ciencia e innovación inclusiva y sostenible, promoviendo principios como la ciencia abierta, la ética, la diversidad cultural y la cooperación internacional. Su rol como vicepresidenta del Comité de Política Científica y Tecnológica de la Ocde y como presidenta de la Conferencia de Ciencia, Innovación y TIC de la Cepal es muestra de un trabajo meritorio en representación de la gestión de la ciencia nacional.
Dejando atrás lo contencioso, invito a la Ministra a que abramos espacios de conversación técnica y colaborativa que favorezcan la gestión de MinCiencias. Colombia necesita una política científica sólida, plural y territorialmente justa.
Estoy dispuesto para aunar esfuerzos desde la academia y la comunidad científica de la sociedad civil organizada al propósito común de avanzar hacia un mejor sistema de ciencia, tecnología e innovación. Es con este ánimo que rectifico afirmaciones que Yesenia Olaya haya calificado de calumniosas para que la ministra, la profesional, la mujer y la madre tengan una sincera enmienda. Como diría Karl Popper, la ciencia avanza corrigiendo errores y falsando hipótesis. Por tanto, reconocer un error no es una derrota, sino un paso hacia el conocimiento.
Errare humanum est, sed perseverare diabolicum - Séneca.
‘La vacuna contra la insensatez’, es el libro en el que ese profesor y filósofo, José Antonio Marina, analiza cómo pensamos, porque nos equivocamos de manera tan previsible
La incertidumbre no se supera con más contenidos, sino con mejores experiencias de aprendizaje. Experiencias que conecten el conocimiento con la realidad, que integren tecnología, reflexión y acción
Rendir cuentas, entonces, no es solo presentar balances. Es demostrar que la alianza público-privada puede ser una herramienta ética y eficaz para cuidar la ciudad y activar el territorio