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En un mundo donde cada vez más cosas operan de manera instantánea, desde pedir un almuerzo hasta ver una serie, los servicios financieros no se quedan atrás. Un reciente informe del Citi Institute confirma esta tendencia: la economía está dejando atrás los horarios de oficina y se está moviendo hacia un sistema donde los pagos se hacen en segundos, a cualquier hora, todos los días de la semana. Bienvenidos a la era de las transacciones en tiempo real 24-7.
Más de 80 países ya cuentan con sistemas de pagos instantáneos, y su impacto positivo es más que evidente. En 2023 se realizaron 266.000 millones de transacciones en tiempo real a nivel mundial, y para 2028 se proyecta que esta cifra más que duplique, llegando a 575.000 millones. Pero más allá de la velocidad, lo realmente poderoso es su efecto económico. El informe estima que los pagos inmediatos podrían generar hasta US$286.000 millones adicionales al PIB mundial para 2028.
Los países emergentes lideran en impacto: en Nigeria, el PIB podría aumentar un 6,4% gracias a estos sistemas; en Tailandia y Argentina, el efecto podría ser de 2,7% del PIB; y en Brasil, de 2,1%. Incluso en economías más grandes como India, se espera un aumento del 1,4% del PIB. En todos los casos, estos avances van de la mano con una mayor inclusión financiera y una menor dependencia del efectivo.
Colombia no es ajena a esta transformación. El Banco de la República está a punto de lanzar Bre-B, un sistema de pagos inmediatos que permitirá transferencias entre cuentas bancarias en segundos, todos los días del año, sin importar el banco. Esto no es solo una mejora tecnológica; es una plataforma que puede redefinir cómo usamos el dinero, cómo las empresas manejan su flujo de caja y cómo el Estado distribuye subsidios o recauda impuestos.
Bre-B puede traer enormes beneficios. Para las personas, representa comodidad y ahorro de tiempo. Para pequeños negocios, significa vender y recibir pagos desde todo tipo de entidades. Y para el país, puede ser una herramienta de desarrollo: reducir los costos financieros y de tiempo en las transacciones, mejora la productividad y facilita el acceso a servicios financieros para millones de personas que hoy siguen dependiendo del efectivo.
Sin embargo, como advierte el informe, esta nueva velocidad también implica riesgos. En 2024, los fraudes digitales en el mundo superaron el billón de dólares. La posibilidad de cometer errores o caer en estafas se multiplica cuando el dinero se mueve en segundos y resulta difícil reversar una transacción. Por eso, será fundamental que Bre-B se acompañe de fuertes medidas de ciberseguridad, validación en tiempo real y educación financiera para todos los usuarios.
El mundo ya se está moviendo hacia una economía 24/7. Sistemas como Pix en Brasil o UPI en India no solo modernizaron sus pagos: cambiaron la relación de los ciudadanos con el dinero, permitiéndoles ahorrar, invertir y operar sin fricciones. Colombia tiene hoy la oportunidad de dar ese salto. Pero, como toda revolución tecnológica, su éxito no dependerá de las herramientas en sí mismas, sino de la confianza que logre construir en las personas.
La pregunta ya no es si debemos adaptarnos al dinero en tiempo real. La pregunta es si estamos listos -tecnológica, institucional y socialmente- para aprovechar todo lo que puede ofrecernos.
El comercio no es una guerra silenciosa entre compradores y vendedores. Es un intercambio voluntario en el que ambas partes ganan, siempre