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Analistas 10/08/2023

El iceberg de los datos

Hernán David Pérez
Asesor en transformación digital y productividad

En la década de los 90, el ingeniero Sidney Yoshida, trabajando para la empresa de autopartes japonesa Calsonic (hoy Marelli), condujo investigaciones exhaustivas en diversas empresas de tamaño mediano. Su hallazgo fue revelador: en la estructura jerárquica de las empresas de la época, existía una correlación inversa entre la posición de un individuo y su conciencia de los problemas organizativos.

Según Yoshida, “solo 4% de los problemas de primera línea de una organización son conocidos por la alta dirección, el 9% son conocidos por los mandos intermedios, 74% por los supervisores y 100% por los empleados de primera línea…”. Este fenómeno fue bautizado por Yoshida como el “Iceberg de la Ignorancia”, en alusión al hecho de que, al igual que con un iceberg, la mayoría de los problemas en una empresa están ocultos bajo la superficie, quedando solo una fracción mínima visible para la alta dirección.

El concepto de “Iceberg de la Ignorancia” rápidamente se integró en las teorías administrativas de finales del siglo pasado, las cuales pregonaban por la importancia de reducir las capas administrativas en las tradicionales estructuras jerárquicas, y el involucramiento activo de los líderes en los aspectos operacionales de la empresa.

Desde aquellos años hasta la actualidad, las empresas han adoptado estructuras organizativas más aplanadas, incentivado la transparencia en la comunicación, e incorporado enfoques innovadores en la gestión de operaciones y proyectos, tal como las ahora indispensables metodologías ágiles, todo lo anterior con la finalidad de aprovechar el conocimiento y la experiencia de los empleados de primera línea de las operaciones.

Hoy en día, parafraseando a Yoshida, enfrentamos al “iceberg de los datos”, donde la mayor parte de los datos de las operaciones de las empresas están ocultos bajo la superficie, y quedando solo una pequeña fracción disponible para apoyar la toma de decisiones. Las operaciones, sean estas de atención al cliente, industriales, médicas o de servicios, entre otras, generan en forma permanente y continua infinidad de datos, en lo que en la actualidad se denomina como “Big Data”.

Antaño, estos datos eran desestimados por las limitaciones tecnológicas para recolectarlos y procesarlos en forma eficiente. Sin embargo, con el auge de la capacidad computacional, hemos comprobado que estos datos pueden ser un recurso vital para la gestión eficiente de nuestros negocios.

¿Quién podría subestimar el valor de entender en tiempo real los productos más observados por parte de los clientes, o, prever anticipadamente fallos en componentes críticos de la maquinaria industrial, o, contrastar los resultados de exámenes diagnósticos de millones de pacientes para asistir a los médicos en la elaboración de diagnósticos más precisos?, todo esto y mucho más es posible cuando capturamos y analizamos en tiempo real los datos de las operaciones y los convertimos en información relevante.

Una gestión basada en datos es un diferencial competitivo crucial, y en la cual, el auténtico reto para las empresas no es tecnológico, el desafío es que los líderes promuevan la cultura de capturar y analizar los datos más allá de la superficie visible, abrazando el potencial que se esconde en las capas más profundas del “iceberg de los datos”.

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