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El gobierno corporativo es el conjunto de reglas mediante las cuales se toman determinaciones en las instituciones pluripersonales para lograr razonable probabilidad de cumplimiento de propósitos en los procesos correspondientes según la naturaleza de la institución. La experiencia del sector privado en Europa en esta materia se remonta a la alianza con el Estado en Venecia al abrirse el Mediterráneo en el siglo 12 para operar la flota de la República. Las compañías que asumieron control efectivo de Indonesia e India, con aportes del sector privado movilizados en las bolsas de Ámsterdam y Londres se organizaron en el siglo 17 con elementos de sociedades por acciones y otros más propios de acuerdos entre personas naturales.
El esquema moderno de gobierno corporativo, producto de mediados del siglo 19, permitió administrar la expansión económica derivada de la revolución industrial, con juntas directivas efectivas, escogidas y evaluadas en asambleas de accionistas, equipo de administración con límites de autoridad adecuados, y sistemas de información construidos para apoyar decisiones, hacer seguimiento y detectar desviaciones. Sin embargo, la reflexión rigurosa sobre el asunto para impulsar la búsqueda de valor, evitar conflicto entre principales y agentes, y articular procesos y estructura comenzó hace medio siglo. Los órganos de decisión de las sociedades hoy definen objetivos que se traducen en estrategias y tácticas, procesos para materializar unas y otras, y estructura para planificar, ejecutar y controlar. Hay verificación externa de que las transacciones atiendan los objetivos definidos, se sujeten al marco normativo que les corresponde y se registren conforme a la realidad.
El principal hito en gobierno corporativo en Colombia fue la resolución 275 de la extinta Superintendencia de Valores, que impulsaba mecanismos de autorregulación de los partícipes en el mercado con instrumentos de verificación apropiados. El escaso dinamismo del sector productivo y la economía en general no ha facilitado la formación de un mercado de capitales importante. El marco normativo formal ha evolucionado, pero no avanza en el propósito de apoyar la formación del mercado, en tanto que se derogó la resolución, la Superintendencia de Valores desapareció, y su papel se diluyó al integrarse en 2005 con la Superintendencia Bancaria, con quien tenía diferencia de propósitos: la primera promovía la formación de mercado transparente y eficiente, en tanto que la segunda, cuya institucionalidad prevaleció en la fusión, buscaba la protección de depositantes y ahorradores en el sistema bancario.
El sector privado tiene mucho por aportar al público en gobierno corporativo para diseñar procesos y estructuras con el fin de acertar frente a los retos de lo público en el mundo entero. Las pautas de buen gobierno no son de universal acogida porque exigen disciplina, rigor, riguroso cumplimiento de las normas, conducta ética y sujeción a métodos ordenados para toma de decisiones, pero impulsarlas puede ser decisivo. Colombia ha conocido casos notables de empresas con mayoría de capital estatal administradas por décadas con sujeción rigurosa a un marco de gobierno corporativo adecuado: Isagen, vendida hace unos años, e ISA, donde la Nación cederá a Ecopetrol participación mayoritaria. La evidencia invita a entidades de sector privado y público a replicar los aciertos.