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Analistas 16/02/2024

¿Por qué no me contratan?

Germán Eduardo Vargas
Catedrático/Columnista

Recientemente se viralizó la conmiseración hacia una estadounidense que permanecía desempleada, pese a exponer un perfil contrastado y rebajar sus aspiraciones al mínimo. Aquí, semejante experiencia es tendencia, y la reforma laboral debería corregir los fallos que en los procesos de selección perpetran el sistema público de empleo, las cajas de compensación y las nefastas agencias de empleo temporal.

La mayoría de los colombianos padece como enfermedad laboral el desempleo, y accede de manera desesperada a los motores de búsqueda, sin nada en el bolsillo, dispuesta a regalarse por cualquier oferta, tal como sucede con quienes terminan con deudas morales, tras abusar de las compras sin tener lista en mano.

Aunque constituyen un grupo de interés, esos aspirantes terminan renunciando al mercado laboral porque los malos procesos de selección predeterminan su recurrente fracaso, e inminente desistimiento tras dedicar incontables meses al trabajo no remunerado de buscar empleo, para intentar sobrevivir.

Muchos son eliminados automáticamente, mediante filtros arbitrarios; otros no pueden asistir a reuniones convocadas para “ya”, y los restantes no satisfacen el capricho de quienes improvisan la entrevista, mientras ojean su currículo. Entretanto, aquellos que acreditaban excelentes antecedentes son descartados, para mantener la competencia nivelada a la baja, según demuestra la consecuente improductividad laboral.

Sin empatía, quienes influyen en la selección desestiman las necesidades que impulsan a los desempleados a transigir las precarias condiciones ofertadas. Tampoco les informan sobre sus resultados, para permitirles entender “por qué no los contratan”, como insumo para reflexionar y mejorar ante futuras oportunidades.

Por eso, además de los mantras que se reiteran, como la promocional “tenga paciencia, no se desanime, y siga intentando”, la condescendiente “está difícil, pero sea positivo y pídale a Dios”, o la exigente “haga un curso mientras tanto, y regístrese en la plataforma de moda”, mi consejo es solicitar retroalimentación.

Pero en gestión del talento, tal como en servicio al cliente, responden de manera insustancial cualquier Pqrsd, aunque se trate de multinacionales, como Adecco o Manpower, instituciones como Compensar, Cafam o Colsubsidio, o reconocidas empresas, cuyas mejores prácticas son la opacidad o descoordinación en sus procesos, la mala comunicación y la deshumanización.

Para dinamizar el mercado laboral, el presidente Petro debería exigir al Sena que estimule el autoconocimiento, suministrando orientación vocacional y recomendaciones de formación, consistentes con las necesidades y preferencias de cualquier colombiano excluido de las bases de datos de empleados formales.

Respecto a la justicia ocupacional, los requisitos son absurdos o no establecen correspondencia. Verbigracia, aunque muchos cargos normalmente podrían catalogarse como “esclavos u obreros de oficina”, exigen maestrías a cambio de salarios de hambre. Entonces, deberían asegurar un salario mínimo diferenciado por nivel educativo, y antigüedad del título, para incentivar la reinversión en educación.

Finalmente, debería reivindicar la retroalimentación obligatoria, tras presentar pruebas o entrevistas.

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