ANALISTAS 26/07/2025

La propuesta de desarrollo

Diego Gómez
PhD, Director ECSIM
La República Más

El país necesita construir un consenso ciudadano sobre cómo transformarnos y con ello diseñar dos componentes claves, las políticas públicas que lo habiliten y la más importante, las acciones de la ciudadanía para construir su futuro. Debemos ser capaces de construir un país con US$20.000 de ingreso per cápita y 0,4 de Gini. Eso se logra con más y mejores empresas que hagan nuevas cosas y construyan un nuevo tejido social que integre a la población a la generación de bienestar.

No es volver a lo que teníamos, no íbamos bien, pero sobre todo no “marchábamos”, hay que crecer a 5% promedio en la siguiente década, no a 2,5% que veníamos creciendo en el quinquenio 2015-2019. Tres ejemplos de fallas estructurales que debemos haber atendido con diligencia: primero, la parálisis de proyectos por los enfoques sociales y ambientales errados que derivaron en inviabilización y retardo de proyectos; segundo, el funcionamiento deficiente del mercado eléctrico que requería una actualización con retraso de más de 10 años; tercero, los problemas de diseño del sistema de salud en su institucionalidad para el cálculo de la UPC y la mala definición del plan de atención a cargo del asegurador. No se puede volver atrás, hay que dar un gran salto adelante. Un punto clave es encontrar lo que definimos como desarrollo. Un ejercicio reciente de analítica de datos sobre el World Development Indicator WDI, desde 1960 y 1600 variables encontró seis factores determinantes: instituciones y democracia (Rule of Law), nivel de ingreso, esperanza de vida al nacer, Gini, calidad de empleo (pobreza), y nivel de conocimientos. (Analysis of systemic structure of the Level of development, Gómez et al. 2025).

En otra indagación con IA, obtenida en consolidación de fuentes, priorización de frecuencia y peso relativo, revisión de relevancia y revisión final de coherencia interna, sé que puede expresar eso que los colombianos entendemos como desarrollo. Se encontró que las condiciones de vida a las que aspiran los colombianos son: una vivienda digna (y propia) con los servicios básicos, estabilidad económica, entornos seguros y con baja victimización, un trabajo bueno y flexible.

Hubo economía antes que Estado. Fueron primero los artesanos y lo innovadores que los reyes y guerreros. Desde estas redes económicas se crearon los esquemas de coordinación y cumplimiento de acuerdos. En el Código de Hammurabi, 87% de sus artículos están dedicados a las relaciones económicas. El error lo hemos cometido cuando pretendemos que el estado esté por encima de las dinámicas económicas, científicas y sociales.

Un buen empleo y un Estado eficaz en seguridad y servicios básicos son los componentes centrales. Para lo primero requerimos de buenas empresas competitivas, y esa ha sido la gran falla en los últimos 70 años. Mientras los países de crecimiento acelerado se insertaron en la economía global con empresas altamente competitivas, aquí las protegíamos en un entorno doméstico y las abrumamos de impuestos y regulaciones. El resultado es un Índice de Complejidad económica por debajo de 0,5 apenas consistente con un ingreso per cápita de menos de US$10.000 año. Debemos dar un salto a un ECI mayor de 1,5. Clave en este proceso un enfoque de desarrollo centrado en hacer las cosas bien con el que superemos el enorme daño creado por las obsesiones radicales del ambientalismo ideologizado.