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Podría ajustarse que si Venezuela estornuda, Colombia puede enfermarse, un adagio popular aplicado a la geopolítica americana, pero que esta vez golpea a la puerta del vecindario
El adagio popular reza que “cuando Estados Unidos estornuda, el mundo se resfría”, una expresión cargada de geopolítica que se acuñó durante la Gran Depresión de 1929 y con la que se trataba de describir la influencia económica de América sobre otras economías emergentes y en desarrollo.
La versión más antigua, de dicha frase, viene de Francia, pues originalmente se decía “cuando Francia estornuda, toda Europa coge un resfriado”, atribuida a Klemens von Metternich, un diplomático y exministro de Asuntos Exteriores del Imperio austriaco.
El cuento viene a colación por la calma chicha que se vive en el vecindario -concretamente en el Caribe- luego de que la marina de Estados Unidos hiciera necesaria presencia directa en el continente para combatir a los transportadores de cocaína que navegan por el Océano Atlántico en aguas abiertas.

Y más aún cuando la semana pasada docenas de aerolíneas que llegan y salen de Caracas decidieron suspender sus vuelos por motivos de seguridad aérea; lo que ha generado una percepción de alta incertidumbre bélica.
Lo más probable es que el Departamento de Defensa de Estados Unidos pase a una nueva fase, ya en territorio, y actúe in situ contra líderes narcotraficantes y productores, pues por ahora solo ha atacado a transportadores. Toda esa película se ha visto en Colombia como tal, una película, que aún se siente lejana, aunque hayan caído en esas operaciones uno que otro colombiano.
El gran problema es que si la situación en el vecino país se deteriora más, el impacto en todas las grandes capitales será enorme, y efectivamente, si Venezuela se enferma, Colombia se contagia por varias vías.
La primera es que la frontera (1.200 kilómetros) que une a los dos países es porosa, hay más de 200 pasos de frontera, algunos controlados por delincuentes; la segunda vía de contagio es la migración que se multiplicará, generando un problema de acogida. Es inevitable que si la fase dos de Estados Unidos sobre el régimen venezolano se traduce en un bombardeo quirúrgico, habrá una estampida rumbo a la frontera con Colombia.
La tercera vía de contagio es la bélica. Los grupos insurgentes que han pretendido desestabilizar a Colombia desde hace décadas tienen en Venezuela su guarida, y seguramente, estos buscarán entrar al país para hacerle frente a una eventual intervención. Y la cuarta vía de contagio es la economía. Colombia sigue siendo la despensa de Venezuela en algunos productos muy precisos que se verán afectados una vez Estados Unidos intervenga, si llegare el caso.
El intercambio comercial entre los dos países ha ido en crecimiento y hay empresas colombianas que tienen a Venezuela como su mercado natural, lo que se vería muy afectado. Incluso, los planes de compra de gas que tiene planeado el Gobierno Nacional. La situación de Venezuela debe arreglarse para bien de su pueblo y de Colombia; no se puede desconocer que hay millones de venezolanos en Colombia, muchos produciendo y haciendo sus vidas honestas, pero hay un gran grupo de personas de ese país vinculadas a la delincuencia.
Si esos millones de venezolanos se multiplican en Colombia, Ecuador, Perú y Chile, el problema puede ser de nunca acabar, y entonces, la región entenderá la lucha frontal contra el narcotráfico en la región, que traerá consecuencias en todos los países del vecindario.
Al menos, al final de este año, el ritmo con que camina en los mercados la inteligencia artificial es lento lo que genera muchas expectativas frente al impacto en la economía global
La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico mejoró sus perspectivas para algunas de las principales economías e incluyó a Colombia en el listado
En julio del próximo año la jornada laboral semanal en Colombia será de 42 horas, en consonancia a la tendencia global, especialmente en los países de la Ocde