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Analistas 06/10/2023

Sostenibilidad de la vivienda

Sergio Mutis Caballero
Presidente Grupo Valor

En el último año se estaba descuadernando el esquema de construcción y acceso a vivienda formal. La más golpeada es la vivienda social porque esta requiere, además, subsidios del gobierno para los hogares que aspiran a tener vivienda propia en este segmento.

De hecho, la inflación y la devaluación del peso jalonaron al alza los precios de insumos y mano de obra, sobrepasando todo pronóstico presupuestal, máxime cuando la obligación del promotor - constructor se pactó a precio fijo con construcción y entrega meses o años después de cerrar el negocio. Año complejo para el sector, en el que se sumaron todos los problemas, tales como, desconfianza inversionista, tasas de interés por las nubes, POT de algunas ciudades con excesos de cargas o no funcionales, escasez de subsidios para hogares demandantes de vivienda social.

El sistema, en las dos últimas décadas demostró su eficacia: Preventas sobre planos para vivienda media y alta a precio fijo; para vivienda popular pactado en salarios mínimos legales mensuales vigentes (al momento de escriturar), con ventas anuales sumadas no VIS y VIS de más de 150.000 unidades. Estas últimas en rangos según ingresos de los compradores, tipo VIS de Renovación Urbana para estrato medio, Vivienda de Interés Social VIS para hogares de ingresos de menos de 4 salarios mínimos y, Vivienda de Interés Prioritario VIP para hogares de extrema pobreza.

Pues bien, desde el gobierno nacional ya comenzaron a desembolsar subsidios para VIS y VIP y, se estipularon recursos millonarios tanto de subsidios para la demanda, como de créditos, con lo que se retoma a la construcción como instrumento de crecimiento económico, de empleo y de equidad social.

De forma complementaria se está apoyando la construcción sostenible, para mejores prácticas durante su ejecución, así como para aminorar el impacto al medio ambiente. La construcción sostenible tiene como objetivo reducir el consumo de energía mediante el uso de energías renovables y con diseño bioclimático, el manejo eficiente del agua y que además genere bienestar y confort para el usuario de la vivienda y su entorno.

Por otra parte, los candidatos a alcaldías de las grandes aglomeraciones, en sus programas sociales, en su mayoría, tienen el apoyo a la construcción de vivienda nueva. Para el caso de Bogotá, la limitación de área de la vivienda (área mínima) para viviendas sociales, hace que su costo sea superior al precio de venta, lo que la hace inviable para el futuro inmediato; en algunos casos, también el exceso de cargas urbanísticas aleja del cierre financiero los proyectos, lo que ha contribuido a la caída de más de 40% de nuevas licencias de construcción en el último año.

Además de la retoma del sector como instrumento de política pública, para que se logre hacer viables y se impulse, como es el deseo del gobierno, proyectos de vivienda social, sería oportuno tomar medidas normativas tales como subir los topes del rango de precios de la vivienda VIS y de la VIS de renovación urbana, por ejemplo, en Bogotá, para que pase de 175 s.m.l.m.v., a 200 s.m.l.m.v., las VIS de renovación. Este ajuste se podría atar a procesos de sostenibilidad, es decir, que solo se les permita a viviendas en proyectos concebidos para obtener certificación de construcción sostenible.

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