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Analistas 09/08/2019

Infraestructura social

Sergio Mutis Caballero
Presidente Grupo Valor

El desarrollo urbano sostenible es un gran desafío. Las urbes están obligadas a tener movilidad para la competitividad, transporte público de calidad, planeación y control adecuados de su territorio, eficiencia energética, optimización del aprovechamiento del agua, aumento de espacio público útil y el mejoramiento de sus infraestructuras.

Bogotá, como toda gran aglomeración, requiere adecuada movilidad para los ciudadanos y para la actividad empresarial; su competitividad está seriamente afectada por este trancón. La región requiere consolidar un sistema de transporte público sostenible, eficiente, multimodal y querido por la ciudadanía, la que debe adquirir una cultura de defensa de este patrimonio.

Dado que el Sistema Transmilenio fue paralizado en su desarrollo durante una década, menospreciada su ampliación, reposición e incorporación de tecnologías limpias, llegó a cierto nivel de ineficiencia; consecuencia de ello, la mayoría de los beneficiados del servicio no le tienen el afecto para contribuir a su sostenibilidad. En la actual administración se han hecho inversiones y se han tomado decisiones para retomar la senda como un modo de transporte apropiado, que sumado al metro y otros complementarios, mejore la movilidad y la calidad de vida.

Bogotá es la única ciudad del mundo, comparada por su tamaño poblacional y economía, que no tiene metro. Después de tantas indecisiones, estudios perdidos y una historia de vergüenza, tenemos alineados a los gobiernos Nacional y Distrital, con cierre financiero para la primera línea. Nuestra Capital no se puede dar el lujo de retroceder. El convenio de cofinanciación con la Nación tiene prevista la suma $15,1 billones para el metro elevado en este tramo. Manos a la obra.

Quizás un metro subterráneo, a priori, sonaría más razonable; pero la coyuntura de la ciudad y la reducción de incertidumbres en su obra por ser elevado, concluyen que la alternativa conciliada de la primera línea es la que hay que adjudicar y ejecutar. El solo traslado de redes, al ser subterráneo se acrecienta.

La actividad empresarial de Bogotá Región, con más de 500.000 empresas, aporta al PIB nacional más de 30% (25,6% el Distrito y 5,9% Cundinamarca); por ello es necesario consolidar infraestructuras de transporte, conectividad y logística que mantengan atractivo este engranaje empresarial. El tren regional y las ampliaciones de las vías de ingreso a la ciudad son esenciales. La infraestructura ayuda a la formalidad y sostenibilidad de las empresas.

La desconexión del centro del país con los Llanos Orientales, que creíamos solucionada, está en un momento crítico. Además, en su enlace con Bogotá se requiere de alternativas viales de calidad complementarias y para no tener que atravesar y deteriorar la ciudad cuando la mercancía, sobre todo alimentos transportados, van para el norte de la ciudad y del país, o para el occidente y el terminal aéreo El Dorado.

El desarrollo de un país o de una región depende en buena medida del fortalecimiento de la clase media, que genera consumo y equidad. Complementariamente, le agrega las infraestructuras de calidad, que incluyen vivienda formal, educación en cobertura y competitividad, otros servicios sociales, cultura y esparcimiento. Transversalmente la infraestructura de transporte y la seguridad hacen la gran diferencia. Así se construye la infraestructura social.

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