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El sistema capitalista sigue siendo el menos malo de todas las alternativas que se llevan probando desde Marx
Gran Bretaña ha venido sorprendiendo negativamente al mundo, pues la cuna del capitalismo manchesteriano de principios del siglo XIX está viendo resurgir un populismo que intenta rescatar las supuestas bondades-virtudes del pensamiento marxista.
Primero fueron los principios de “autarquía” que los llevaron en las urnas a rechazar las bondades del Tratado de Libre Comercio e Integración con la Unión Europea. Por cuenta de ello, ya se ha activado el Artículo 50 de salida de dicha Unión. Si bien todo el proceso tomará unos 18 meses, los daños sobre su menor crecimiento se estiman en una pérdida de potencial que los bajaría de 2,5% anual hacia 1,5% anual, donde los sectores más afectados serían el financiero (con migración del trabajo hacia París, Madrid y Múnich) y el encarecimiento de su apertrechamiento agrícola (ver Comentario Económico del día 17 de noviembre de 2016).
Afortunadamente, Holanda y Francia han evitado replicar dichos errores y la contención del populismo de derecha parece indicar que permitirá un fortalecimiento de la Zona Euro (aunque la salida de Gran Bretaña igual le hará perder cerca de 0,3% en su potencial de crecimiento anual). Así, mientras la Zona Euro se perfila hacia crecimientos de solo 2% anual durante 2015-2018, Gran Bretaña probablemente estará promediando 1,5% anual.
El segundo hecho reciente en Gran Bretaña ha tenido que ver con la invocación de las virtudes del marxismo por cuenta del partido Laborista, el cual elevó su representación en el Parlamento de 30% a 40% en las pasadas elecciones de junio de 2017, quedando tan solo 2% por debajo de los Conservadores que impulsaron la salida de la Unión Europea. Los líderes laboristas, quienes habían perdido la mayoría en 2010, ahora recurren a la figura de Karl Marx para ganar adeptos (The Economist, mayo 13 de 2017).
Esta retórica populista de derecha y de izquierda torna útil repasar aquí los errores que se han cometido respecto del pronto abandono de la Unión Europea por parte de Gran Bretaña, de una parte, y realizar un breve balance histórico de los errores del marxismo, de otra parte. Esto para dejar claro que no queda camino diferente a continuar por la vía de la globalización, de la expansión del comercio internacional y de la preparación educativa y práctica para enfrentar cada vez con mejores herramientas las exigencias competitivas que todo esto requiere.
Con referencia a los supuestos legados del marxismo, en el cuadro adjunto postulamos que el balance ha sido mixto y cambiante en el tiempo. Por ejemplo, en materia del proceso productivo capitalista, no cabe duda que ello implicó cambios abruptos en lo que Marx (1844) denominó “la enajenación del ser” a través de asignarle a los obreros las tareas de producción de objetos en serie.