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Analistas 15/01/2022

Memorias Económicas: Perry, Junguito y Hommes

Sergio Clavijo
Prof. de la Universidad de los Andes

En septiembre del 2019 falleció Guillermo Perry (a sus 74) y casi un año más tarde lo haría Roberto Junguito (a sus 77), ambos de forma algo sorpresiva y quedándoles aún mucho por compartir de su vasta experiencia como exitosos economistas, tras activas carreras de 50 años. Afortunadamente, ambos alcanzaron a escribir sus memorias económicas y es mucho lo que las nuevas generaciones podrían beneficiarse al leerlas. Ellos fueron excepcionales en polifacéticas tareas de hablarle al establecimiento y lograr la escucha de los partidos políticos. Escribí notas similares a esta agradeciéndoles, póstumamente, su entrega a Colombia.

Ahora también tenemos el beneficio de contar con las memorias de Rudolf Hommes (2021, “Así lo Recuerdo”, Penguin-Random House). Y, en este caso, a diferencia de los dos anteriores, mis reflexiones sobre su muy interesante y motivante libro le llegarán en vida; espero las tome como mi homenaje a su carácter frentero, creativo, ejecutor, democrático y, por lo tanto, de gran valía para las nuevas generaciones (mensaje que estoy transmitiéndole en directo a mis 6 nietos y que ya había venido anticipándoles a mis tres hijos). Se notará que soy “fan de Rudy”, pero también he sido crítico de algunas de sus posturas (como su apoyo re-electoral a Uribe-II)... Algo de Rudy me habrá quedado para andar en la riposta permanente.

A Rudy lo conocí, en 1988, durante su tránsito de la facultad de Administración de Uniandes hacia la Junta Monetaria, coincidiendo con mi regreso al BR tras mi doctorado. Rudy probablemente solo vino a enterarse de mi existencia en las reuniones del kínder de Gaviria (Club Suizo) tras el asesinato del candidato Galán, agosto 1989. Y, seguramente, fue a través de Armando Montenegro que gané acceso a dicho grupo, pues, como Rudy lo describe en su libro, yo pertenecía al grupo de “los allegados al gerente Ortega del BR”, quienes no éramos muy bienvenidos a dicho kínder. Yo admiraba a Ortega y su equipo, sin que yo fuera cercano a él, aunque sí lo era de Juan Carlos Jaramillo (mi profesor de macro-avanzada y mentor en BR) y José A. Ocampo (mi director de tesis en Uniandes), personas con quienes Rudy tuvo fuertes encontrones intelectuales.

Siempre he pensado que muchos del kínder absorbieron de Rudy innecesaria animadversión frente a quienes ya venían modernizando el BR, antes del “puntillazo” logrado, en hora buena, por la Constitución del 1991. Y, de contera, ello se extendió a la pugna entre “Gavirista” (acusados de Neo-Liberales) Vs. “Samperistas” (de populistas). La pugna política la ganó el “Gavirismo” tras el nefasto proceso 8,000, pero los objetivos económicos (similares a los del Consenso de Washington) nos siguen siendo esquivos por múltiples razones. Habiendo sido asesor de Hommes y de Perry, como Min-Haciendas, y amigo cercano de Junguito, mi balance es que cada uno de ellos aportó de forma crucial al bienestar de Colombia.

Coincido con diagnóstico y recomendaciones que bien explica Rudy, en toda la segunda mitad de su libro, sobre lo que resta por hacerse frente a objetivos Constitucion-1991. Durante 1990-1994, se sentaron todas las bases institucionales de la Colombia moderna y cabe aplaudir que Gaviria, Rudy y Armando supieran aprovechar “el paso del tren-histórico... se hacen reformas...a lo Calvino-Lutero”: nos ha ido bien en estabilidad macro-fiscal; se progresó en coberturas en salud y educación (mas no en pensiones), restando por mejorar su calidad.

Sin embargo, la presencia Estatal continua siendo baja y el sector justicia es nuestro talón de Aquiles, al tiempo que la informalidad y el narcotráfico continúan campeando. Los invito entonces a leer este buen balance que hace Rudy de 30 años de políticas públicas, con péndulo a favor de centro-político y adecuada autocrítica. Debemos superar el fraccionamiento político si queremos acelerar el crecimiento y la productividad, donde son instrumentales la competitividad internacional y la modernización agro-industrial.

Faltó sí ahondar en lo mal que salió la descentralización, coincidiendo con su diagnóstico de dualidad: bien en principales ciudades (aunque con fluctuaciones) y mal a nivel de consolidación regional. Allí la Ley de regalías 141 de 1990 y ulteriores reformas constitucionales continúan sin resolver el problema de ineficacia y dilapidación de recursos regionales. También extrañé mención al grave problema del “apagón-energético” 1992-1993, tal vez no querías repetir allí tu diatriba sobre quien “descanso en el séptimo día”.

Extrañé igualmente reflexiones sobre independencia “política” Vs. “instrumental” referidas al BR. Esta última, en realidad, solo se vino a consolidar con “la flotación cambiaria” (septiembre-1999) y la “estrategia de inflación-objetivo”, temas que Rudy no trabajó directamente, pero que resultaron vitales para obtener “inflación baja y estable” en últimas décadas. Esa es la razón por la cual Rudy no pudo “romperle el espinazo a la inflación” y ello tomaría otra década; así, justo es reconocer que Pastrana y Juan C. Restrepo hicieron un buen pilotaje de una crisis hipotecaria heredada de Samper.

Rudy: relatos de tu infancia y juventud se leen como una novela, de la ciencia-real, casi “realismo mágico” Colombo-Alemán; el Rudy frentero (blunt) de allí proviene; me identifiqué con esos esfuerzos económicos e historias de padres pasando “de la mula al Jet”, pues así fue la vida de mi madre Delfina, pasando en 1940 de Ovejas-Sucre a Chicago, sin conocer Bogotá, y siendo una de las primeras sociólogas. Un antetítulo a tu libro: “... Confieso que he vivido”, en hora buena en Colombia y no en Hamburgo.

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