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Analistas 07/08/2017

La ley de Metros y el Tranvía

Roberto Rave Ríos
Presidente ejecutivo Laick - Cofundador Libertank
La República Más

Medellín ha sido un gran ejemplo mundial de transformación, no solamente desde lo social sino también desde la infraestructura, desde lo urbanístico y desde lo empresarial. Para los años 90 Medellín ocupaba el lugar que hoy le pertenece a Caracas, nuestra ciudad tenía el rótulo de ser la más violenta del mundo, las cifras hablan de casi de 400 muertos por cada 100.000 habitantes. Hoy, nuestra ciudad no se encuentra ni siquiera entre las 50 urbes del ranking elaborado por la organización mexicana Libertad, Justicia y Paz.
La ciudad de la eterna primavera a sufrido grandes transformaciones, la apología al crimen ya es historia patria y la ciudad sigue avanzando a partir de grandes cambios planteados por un alcalde que es capaz de mirar siempre a los ojos a sus ciudadanos.
Uno de los grandes hitos o logros que ha marcado el cambio de Medellín ha estado sustentado en su transporte publico, conformado por un sistema que cuenta con un metro caracterizado por la denominada cultura Metro, un Metrocable que ha sido ejemplo replicado en diferentes ciudades del mundo, un Metroplús que ha logrado abordar las periferias de la ciudad y un tranvía que se encuentra en desarrollo pero que en sus inicios promete ser igual de revolucionario y transformador que el metro cable. Con los defectos que se le puede achacar, Medellín es un gran ejemplo de movilidad y lo es a partir de su infraestructura y de la cultura que ha logrado construir en torno a ella.
Uno de los grandes proyectos de la ciudad es el tranvía de la 80 que tienen como fin unir el noroccidente y el sur occidente de la ciudad, su valor estimado es de $3,2 billones y tendría gran trascendencia en la movilidad y el medio ambiente de una ciudad en la que como lo menciona el Alcalde: el 80% de las fuentes contaminantes son móviles y el 20% fijas, es decir, la industria. Lamentablemente este proyecto tiene un gran opositor, el Gobierno Nacional.
Ya hace algunas décadas que el presidente Virgilio Barco sancionó la ley de metros que con algunas modificaciones en el tiempo establece la participación del estado en la financiación de sistemas de servicio público urbano de transporte masivo en un mínimo de 40% y un máximo del 70% del servicio de la deuda. Medellín ha avanzado en su transporte público aún sin el apoyo del Gobierno en algunos de sus proyectos; sin embargo el tranvía de la 80 exige una participación del Gobierno al igual que lo establecido por la ley. El silencio del Gobierno ante este macro proyecto refleja no solamente la crisis económica que golpea a Latinoamérica, sino un desenfoque en la priorización de los recursos y un desincentivo que contrapone la ley de metros planteada por el presidente Barco.
El transporte público ha permitido la transformación social de Medellín y la apropiación de los ciudadanos con su territorio, con su gente. No es posible que el Ministro haga caso omiso a la ley metros y ni imaginar la posibilidad de que desde lo nacional se esté jugando al ajedrez político con las iniciativas municipales. Los medellinenses seguimos con ilusión de este proyecto que sin el apoyo estipulado por la ley sería inviable en estos momentos.

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