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Han escuchado alguna vez decir que, la “cultura se come a la estrategia a la hora del desayuno”. Muchas veces creamos estrategias increíbles de bienestar y felicidad corporativas, pero si la cultura no da para su implementación, no hay nada qué hacer. La cultura dirige la estrategia.
En momentos de crisis o épocas de incertidumbre es realmente donde se observa qué tanta penetración de la cultura de felicidad hay implementada y ha sido absorbida por los líderes, colaboradores y la empresa como tal. Hoy hay un reto adicional, y es cómo llevar la cultura de felicidad a distancia, es decir, que se sienta, impacte y se aplique en el hogar del teletrabajador. De acuerdo con Deloitte, 94% de los ejecutivos y 84% de los colaboradores, creen que la cultura es vital para el éxito de la empresa.
Lo primero es identificar cuál es la cultura de la organización, la cultura real, no la cultura a la que se quieres llegar. Hago esta diferencia, ya que muchas veces las empresas creen que tienen una cultura cuando realmente es otra la que rige el diario vivir. La cultura está dada por una serie de comportamientos que la gente realiza de forma automática o inconsciente, son los códigos que, a veces, ni siquiera están escritos.
Comparto algunos ejemplos que sirven para reflexionar y para identificar el tipo de cultura que se tiene. Ejemplo 1. Queremos tener una empresa en la que las personas se sientan autónomas, pero en los patrones de comportamiento hay micromanagement. Ejemplo 2. Queremos que los colaboradores estén sanos física y mentalmente pero no damos tiempo para que hagan sus pausas activas, descansen, o haya equilibrio hogar - trabajo. Ejemplo 3. Queremos que los colaboradores sean creativos pero cada vez que alguien pregunta o comete un error lo reprendemos. Ejemplo 4. Queremos generar teletrabajo, pero no sabemos delegar ni hacer retroalimentación.
Segundo, una vez identificados los comportamientos, símbolos, dinámicas, formas de actuar, tipo de lenguaje que es utilizado en los medios internos y externos de comunicación, si la gente conoce y vive los valores corporativos, entre otros, llegamos al paso número dos: qué se va a hacer para mejorar y cambiar la cultura, para estar alineados en pro del bienestar y la felicidad del teletrabajador. Para ello se requiere un cronograma de trabajo.
Tercero, atención, el cambio de cultura no depende únicamente del área de talento sino de toda la empresa. Así que, es vital hacer un comité para que cada área aporte de forma co-creativa para diseñar las acciones que ayudarán a impactar a distancia con una cultura de bienestar y felicidad. Comparto las cuatro prácticas de mayor impacto. Primero, llame a su gente para preguntarle de forma genuina cómo se encuentra.
No envié mensaje o correo, llame; después de preguntarle cómo está, no le hablé de fechas de vencimiento o entregas. Segundo, a la mayoría de la gente le gustan las sorpresas, no hay nada más maravilloso que recibir una sorpresa: chocolates o desayuno enviado a su casa enviado el jefe. Tercero, tenga reuniones de conexión, no solo de trabajo.
En mi Instagram @pilaribanezspeaker he venido compartiendo juegos para hacer con los equipos a distancia, se trata de pequeñas actividades para conectar o iniciar una reunión de forma diferente. Por último, recuerde que todos estamos pasando por la misma situación, miedo o angustia ante la incertidumbre, así que conviértase en un referente de calma, tranquilidad y conexión. Ser la luz en medio de la oscuridad ayuda a que el mundo este iluminado y feliz.