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Analistas 11/04/2023

San Andrés: paraíso de promesas

Paula García García
Conductora Red+Noticias

Tristeza profunda. No puede ser otra la sensación que invada a cada colombiano con verdadero sentido de pertenencia por esta tierra. Las imágenes de desolación en San Andrés, en plena Semana Santa, mínima coherencia guardan con las de una Nación que le apuesta al turismo como motor de la economía para reemplazar, según señala el Presidente, la renta petrolera.

El archipiélago, con su majestuosidad, su mar de siete colores - único en el mundo - y la buena onda de su gente, vio pasar en blanco la que se suponía debería ser temporada de gran demanda en el año. Sin embargo, una seguidilla de situaciones adversas, a las que se pudo reaccionar a tiempo, cobraron inclementes las consecuencias de la inacción y una muy corta visión.

Hoy, cuando el daño ya está hecho, la atención se centra en la crisis de las dos aerolíneas que suplían la mayor cantidad de vuelos a tan mágico destino. El dedo inquisidor, siempre facilista y cómodo, las acusa de ser las grandes culpables. ¡Y sí!, mucho de pecado tienen. Su proceder, nadie lo discute, dista bastante de la ética con procesos penales a lugar. No obstante, son varios los factores que, estaba cantado, desencadenarían un efecto dominó. La historia se repite. Una vez más, de forma tardía, nos lamentamos.

El turismo como el nuevo petróleo, permítanme volver sobre ello, exige más que retórica. Requiere planeación, proyección, medidas oportunas, conocimiento del mercado y capacidad de adaptación. Si en realidad el Gobierno busca potenciar el sector turístico y en siete años recibir US$15.000 millones en divisas por dicho concepto; ¿por qué esperó entonces para generar los incentivos? ¿Por qué se negó, incluso, a mantener alivios tributarios que mostraban buenos resultados?

A decir verdad, es larga la lista de porqués, ex post, que gravitan en la obviedad de lo predecible. Aunque suene redundante, aquí, unos cuantos: ¿por qué retomar el IVA de 19% a los tiquetes aéreos en momentos de inflación histórica? ¿Por qué propinar un golpe adicional al presupuesto de los hogares que a diario luchan por ganar el pulso a la carestía? ¿Por qué dar la espalda a subsidiar parte del costo del combustible para ciertos destinos? ¿Por qué atentar contra la competitividad?

Según datos de Cotelco, 25% de ocupación hotelera y pérdidas que rondan los $75.000 millones dan cuenta de la enorme afectación por la que alguien, en un país serio, tendría que responder. Los ingresos que se dejaron de percibir nunca se recuperarán y, a destiempo, por decir lo menos, se produjo la visita a la isla del ministro Guillermo Reyes. Anunciar, un Viernes Santo, soluciones aun en ciernes, va en total contravía.

Mientras los viajeros retornan a casa sin un peso en el bolsillo y con la mente puesta en las deudas por pagar tras los días de gozo, ahora sí, desde la cartera de Transporte, deciden discutir la ley de fronteras, explorar nuevas rutas internacionales y hasta hablar de subvenciones. Entre lo urgente, lo importante, y las necesidades de una población que depende en su totalidad del turismo, permitir una crisis, que el mismo gobernador Everth Hawkins describe como la peor en 20 años, es injustificable.

Poseedores de un paraíso sin igual, los sanandresanos, presa del desespero y la desesperanza, por enésima ocasión recuerdan las cientos de promesas que siguen quedando en puntos suspensivos.

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