El Decreto 1166 no avanza en vivienda; retrocede décadas en seguridad, institucionalidad y orden urbano. La vivienda digna exige rigor, profesionalismo y Estado. Lo que no exige -ni merece- es improvisación con efectos electorales
La tarea es encontrar un punto medio entre un aumento de los ingresos y evitar excluir a más personas de la informalidad, además de los efectos inflacionarios