La derecha vive su mala hora. Pero aún podría ser, si logra reconocer sus heridas y domar su soberbia, el principio de su redención
Por eso, ninguna política de seguridad será suficiente si no cambiamos la narrativa interna que justifica la muerte, el insulto y la indiferencia. De nada sirve aspirar a ser una potencia verde o digital si seguimos siendo una sociedad emocionalmente analfabeta
Es por ello que resulta inaplazable preguntarse: si la independencia del Banco de la República está representada en su cautela excesiva por anclar la inflación en su cuestionable meta