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ANALISTAS 11/11/2025

El virtuosismo en el centro

Luis Antonio Orozco
Ph.D Profesor Universidad Externado de Colombia

La reciente encuesta Polimétrica de Cifras y Conceptos muestra que 45% de los colombianos se identifica con el centro, lo que supone posiciones menos polarizadas, rompiendo con una tendencia de extremos entre la derecha (32%) y la izquierda (22%). Pareciera que la moderación emerge en el panorama político como alternativa que congrega voluntades de un pueblo cansado de excesos ideológicos. La moderación tiene una larga tradición en el pensamiento filosófico. Buda la propuso como uno de los pilares de la buena vida en su doctrina del camino medio (majjhima patipada) entre el placer excesivo y la mortificación. Confucio con la doctrina de la mediana (Zhongyong), invitó actuar con balance, armonía y equilibrio para el buen vivir. Pero quien llevó la moderación al plano de la ética, la política y la educación, como ningún otro pensador, fue el filósofo por antonomasia de la historia de la humanidad con su doctrina del justo medio (mesotes).

Aristóteles le indica a su hijo en “Ética a Nicómaco” que “la actividad regida por la virtud es la más alta condición de la felicidad” que no se determina por el placer o el poder, sino en obrar de tal forma que se sienta el regocijo de saberse virtuoso. La virtud reside en encontrar un justo medio entre dos extremos viciosos: el exceso y el defecto. La moderación permite actuar según lo que la razón dicta como adecuado y justo, entendiendo justicia como “una forma proporcionada de igualdad”: el que trabaja mucho que gane mucho y el que trabaja poco que gane poco. Aprender a ser moderado requiere esfuerzo y tiempo, educando dolores y placeres, cultivando el autocontrol y dominando los impulsos y las emociones para ser prudente. La prudencia permite usar la razón ejerciendo una sabiduría práctica (phronesis) que consiste en aplicar el juicio correcto en cada caso. Por ejemplo, en una situación de agresión e ira, actuar con valor (coraje) es el justo medio entre ser temerario (exceso) y cobarde (defecto). Ser moderado es arduo, “alcanzar el justo medio del cual nos viene la alabanza y el encomio, es difícil”, pero actuar con coraje genera la sensación de virtuosismo, y esto es felicidad.

Aristóteles advierte que la moderación no debe confundirse con indecisión o pasividad. El justo medio implica acción deliberada y valiente, no evasión. La naturaleza del ser humano está en su capacidad de discernir lo que está bien y está mal, lo justo y lo injusto, sabiendo cuándo, cómo y cuánto actuar. Y esto se logra a través del logos (el ordenamiento racional la realidad con el lenguaje apropiado), lo que permite construir y organizar una comunidad política. Y enfatiza Aristóteles en la Gran Ética: “Quien quiera alcanza o conseguir algo en el orden de la política … sea él personalmente hombre de buenas costumbres”. Y las buenas costumbres resultan del actuar conforme a la razón de forma habitual lo que conduce a la virtud, y el virtuosismo es lo que lleva algo a ser lo que es por naturaleza en su máxima expresión y perfección.

Aristóteles enfatiza que la vida plena es propia de una persona activa en sociedad, involucrada en la polis, que delibera, que propone, que ayuda a los demás, que trabaja, que crea valor haciendo las cosas que le son propias y que al lograrlas con excelencia se autorrealiza. También le dice a Nicómaco que la vida plena se alcanza dedicando tiempo y esfuerzo a la contemplación intelectual, a observar con atención la realidad, lo que en griego se denota como theorein o teoría. Es decir, cuando dedicamos tiempo a la investigación para explicar las causas primeras de las cosas “por medio de la demostración y el discurso razonado”.

Ahora bien, para Aristóteles el mejor régimen político es la Politeia (entre aristocracia y democracia) en la que gobiernan los más virtuosos y sabios, no los ricos ni los pobres. El gobierno es legítimo si quienes gobiernan lo hacen por mérito y en beneficio del bien común. Los mejores gobernantes para Aristóteles son los filósofos que, ejerciendo la teoría, toman decisiones éticas fundadas en la razón encarnando la phronesis política y la episteme científica que los dota del conocimiento para discernir lo bueno y lo justo. Entonces, quien se ubica en el centro, como tibio entre cálido y frío, es alguien que, por su postura política moderada en contextos polarizados, en lugar de evasión, ambigüedad o falta de compromiso, encarna la búsqueda del justo medio y su virtuosismo en el centro.

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