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Analistas 14/07/2022

Vientos de recesión global

José Ignacio López
Presidente del Centro de Estudios Económicos Anif

Los mercados financieros están crecientemente preocupados por la posibilidad de una recesión global. Europa está prácticamente en terreno contractivo. El conflicto en Ucrania, además de las pérdidas humanas, los flujos de refugiados y la destrucción de capital físico, está teniendo un efecto adverso sobre la cadena de valores y del suministro de gas ruso. El precio de la energía en el viejo continente ha venido en aumento, lo que implica una presión adicional en la estructura de costos con el subsecuente efecto inflacionario en los bienes de consumo. Es probable que la inflación europea siga en aumento y alcance un pico de 10% en septiembre, cuando la economía de dicho continente esté oficialmente en recesión.

Por su parte, en Estados Unidos la inflación alcanzó 9,1% en junio, el registro más alto de los últimos 41 años. Es probable que la inflación en dicho país haya alcanzado un techo, pero la combinación de altos precios de los combustibles y el alza observada y esperada en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal tenga un efecto negativo en la confianza de los consumidores y termine generando una desaceleración en la actividad económica. Diferentes cálculos sugieren una probabilidad de recesión de la economía de Estados Unidos entre 30% y 60% para 2023. Algunos analistas estiman que dicho país ya está en terreno recesivo.

Finalmente, el otro gran motor de la economía global, China, sigue funcionando a media máquina como consecuencia de renovadas olas de infección de covid y las medidas restrictivas impuestas para tratar de contener su contagio. China podría pasar de crecer a un ritmo de 4% en 2022 de 8% observado el año pasado.

El grueso de la devaluación del peso se explica por la fortaleza del dólar

Frente a esta sumatoria de preocupaciones, los mercados financieros han pasado de un modo de precaución a uno de alerta, buscando posiciones financieras con baja exposición al riesgo.

Esto ha tenido un resultado adverso en las bolsas de valores a nivel global y en los activos financieros de los mercados emergentes. Las monedas de los países en desarrollo han sufrido una notable desvalorización cercana al 10% frente al dólar durante el último mes. De hecho, el dólar también se ha fortalecido frente al euro y otras monedas duras.

El peso colombiano no ha sido la excepción. Desde finales de mayo, cuando los temores de recesión a nivel global empezaron a tomar más fuerza, nuestra moneda ha perdido aproximadamente 20% de su valor. El grueso de la devaluación del peso se explica por la fortaleza del dólar. No obstante, la incertidumbre asociada a la transición de poder ha jugado también un papel en la debilidad de nuestra moneda. Colombia y Chile, dos economías en proceso de cambio, la primera por un nuevo gobierno y la otra por la posibilidad de adoptar una nueva Constitución, han sido las monedas más devaluadas de la región en las últimas semanas.

El peso colombiano frente al euro, el peso mexicano, el sol peruano y el real brasileño ha perdido en promedio 12% desde mediados de junio. Por ahora es poco lo que el gobierno electo puede hacer, dada la naturaleza global de la depreciación de nuestra moneda. No obstante, mensajes de calma como los que ha hecho el ministro de Hacienda designado pueden ayudar a mitigar dicho efecto. Es probable que, hasta que el panorama internacional continúe con este nivel de incertidumbre, sigamos con un peso débil por niveles de $4.500.

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