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Diciembre es tiempo de encuentros, celebraciones y regalos. Regalamos tiempo, detalles y experiencias como una forma de expresar afecto y, en esa dinámica, el sistema financiero desempeña un rol fundamental. El sector bancario garantiza que millones de transacciones se realicen de manera ágil y segura. Sin embargo, el aumento en el uso de medios de pago durante esta época del año, que impulsa el comercio y la actividad productiva, también exige algo fundamental: extremar el cuidado de la información y de los recursos de los usuarios en un entorno donde las operaciones se multiplican a gran velocidad.
El comportamiento reciente del fraude asociado a los medios de pago deja claro por qué la prevención resulta especialmente necesaria en esta época del año. En 2024, las entidades bancarias recibieron 383 mil reclamaciones por fraude en tarjetas de crédito y débito. Para 2025, la cifra ascendió a 476 mil, lo que representa un incremento del 24,3% frente al mismo periodo del año anterior.
Las denuncias por delitos informáticos refuerzan esta señal de alerta. En 2024 se registraron 64 mil denuncias ante las autoridades, de las cuales el 45% correspondió a estafas relacionadas con pagos. En 2025, aunque el total de denuncias se redujo a 59 mil, las estafas se consolidaron como la principal modalidad delictiva, al concentrar el 46% de los casos. En otras palabras, el fraude evoluciona al mismo ritmo que cambian los hábitos de consumo y los canales que utilizan los ciudadanos.
Detrás de estas cifras hay un elemento común, y es que la mayoría de los fraudes no se origina en fallas tecnológicas, sino en el engaño. Mensajes de texto, correos electrónicos o llamadas que aparentan provenir de entidades confiables buscan generar urgencia para obtener claves, códigos de seguridad o información personal. Por eso, más allá de la tecnología, la prevención sigue siendo la herramienta más efectiva y poderosa.
Protegerse en esta temporada implica acciones sencillas, pero altamente efectivas. En las compras por internet, ingresar directamente a los sitios oficiales, activar mecanismos de autenticación en los productos financieros digitales y desconfiar de enlaces inesperados reduce significativamente el riesgo.
En el uso de tarjetas, cambiar periódicamente las claves, activar las notificaciones de seguridad, no perder de vista la tarjeta durante los pagos y no aceptar ayuda de terceros marcan la diferencia. En los cajeros automáticos, observar el entorno, cubrir el teclado al digitar la clave y reportar cualquier anomalía visible siguen siendo prácticas esenciales para reducir el riesgo.
También es clave recordar una regla básica: ninguna entidad financiera solicita datos confidenciales por llamadas, correos electrónicos o mensajes de texto. Reconocer este principio permite identificar intentos de fraude y actuar a tiempo.
En estas fechas, cuando el consumo se acelera y las decisiones suelen tomarse con mayor rapidez, hacer una pausa, verificar la información y actuar con cautela es el mejor regalo que un usuario puede darse para evitar dolores de cabeza este fin de año. No se envuelve, no se compra y no tiene costo, pero protege algo invaluable: la tranquilidad de disfrutar la temporada sin sobresaltos.
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