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Analistas 26/01/2019

Educación adecuada

Gustavo Moreno Montalvo
Consultor independiente

El mundo del siglo XXI es diferente de los anteriores: las tareas a cargo de toda la especie serán tema central en lo económico, lo social y lo ambiental. Para enfrentarlas será preciso lograr niveles educativos mucho mejores que los actuales en la mayoría de los países. El camino será de ámbito amplio, con herramientas para organizar la vida y elementos preparatorios para la convivencia.

Así, la educación básica será multilingüe, incorporará métodos para planificar la vida personal y las finanzas domésticas, y tendrá orientación a la aritmética práctica como punto de partida para la formación matemática. Además se revisará la historia mundial y la local, las instituciones públicas y privadas, y la especie humana, sus raíces y sus retos. Será participativa y tendrá en cuenta la prevalencia de uno u otro hemisferio del cerebro de cada educando para la asignación de herramientas de apoyo.

Habrá educación pertinente para apoyar las estrategias de cada ciudad región, definidas según sus ventajas comparativas naturales y adquiridas; si bien habrá un conjunto temático definido de manera amplia por autoridades del orden nacional, probablemente fruto de acuerdo con otros países para facilitar movilidad de educandos, será necesario desarrollar lo apropiado para cada lugar en particular.

En casi toda Latinoamérica habrá que enfrentar la burocratización de la educación básica pública, reflejada en sindicatos que auspician esquemas improductivos, mediocridad y escaso atractivo para la profesión de docente. El proceso ordenado para mejorar la educación requiere buenos maestros; es preciso hacer de la educación actividad remunerada en forma competitiva con otras profesiones, para atraer talento. Al fin y al cabo se trata de construir futuro para toda la sociedad.

Antes de cualquier otra cosa, es necesario preparar a todos los docentes actuales para una evaluación rigurosa, cuya consecuencia necesaria es que quienes no la aprueben salgan de la profesión y se dediquen a otra tarea, en la cual el costo social por la ineficacia sea menor. Es increíble que Ecuador haya logrado dar ese paso importante para el desarrollo y Colombia prefiera un esquema patológico, en el cual el Ministerio de Educación lleva la batuta en todo, a expensas de lo local, y la Federación Colombiana de Educadores lo pone contra la pared, con paros ilegales e impulso al desorden en la más noble de las tareas.

La educación del futuro debe ser compromiso de toda la sociedad. En primer lugar, debe cobijar todo el ciclo vital, porque las transformaciones tecnológicas y sociales así lo exigen. Como consecuencia, la escuela debe estar a distancia tal que toda la comunidad del vecindario pueda llegar a pie sin gran esfuerzo; esto excluye la solución de mega colegios. Además las instalaciones deportivas deben ser elemento compartido para la recreación de todas las edades, y las aulas lugar de deliberación sobre asuntos de interés general. El objetivo no es solo la habilitación permanente del ciudadano, sino también la construcción de tejido social como preparación para los retos de sostenibilidad que la especie humana debe enfrentar.

El mayor obstáculo para la transformación educativa necesaria es la escasa percepción pública de la importancia del asunto, esencial para lograr crecimiento, mejor distribución del ingreso y, sobre todo, sociedad viable a largo plazo.

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