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Analistas 16/06/2023

¿Economía jalonada por los beneficios o por los salarios?

La reforma laboral presentada por el gobierno ha sido objeto de un debate fuerte entre economistas. Por un lado, los críticos de la reforma afirman que esta llevará a un incremento en la informalidad y potencialmente reducirá la capacidad de la economía para generar empleo.

Por el otro lado, los que la defienden sugieren que esto no tiene por qué ser así y proponen una visión macro keynesiana en donde el aumento de los salarios incrementa la demanda agregada y ello favorece el ingreso, la producción y el empleo.

Un estudio reciente hecho por investigadores del Banco de la República da la razón a los economistas críticos de la reforma, pues encuentra que la reforma laboral podría llevar a la pérdida de cerca de medio millón de empleos.

El Presidente tuiteó al respecto señalando que, en su criterio, el marco teórico usado por el estudio no era adecuado. De igual forma, criticó a los modelos matemáticos usados por el Banrep que, en su opinión, son construcciones ideológicas del poder.

Finalmente, independiente de la veracidad de las críticas hechas por el presidente, se puede ver en ellas una interpelación a usar diferentes marcos teóricos. En esta columna, damos una respuesta a esa interpelación.

En el modelo marxista de Goodwin, visualizado en un plano cartesiano, el eje X representa la participación de los salarios en el PIB y el eje Y la tasa de empleo. Comienza en un punto de equilibrio con empleo promedio y salarios bajos generando altas ganancias empresariales, lo que impulsa la inversión y la demanda de trabajo.

A medida que aumenta la tasa de empleo y los salarios superan el crecimiento de productividad, las ganancias disminuyen, desacelerando la acumulación de capital y el crecimiento económico.

Luego, la tasa de empleo y los salarios bajan, lo que permite la recuperación de las ganancias y reinicia el ciclo. Este modelo, que refleja una economía impulsada por beneficios, coincide con las predicciones de los críticos de la reforma.

Por otra parte, Badhuri y Marglin mostraron que el modelo de Goodwin genera estos ciclos en el sentido del reloj puesto que asume una especie de juego de suma cero en donde los mayores salarios de los trabajadores generan un freno a la inversión y eventualmente generan una menor acumulación.

Sin embargo, si se reconoce que la demanda tiene un rol determinante en el nivel de producción (la inversa de la ley de Say), los mayores salarios de los trabajadores pueden generar en el total un mayor nivel de inversión como consecuencia de un mayor consumo de los hogares.

En este sentido, cuando las economías son jalonadas por los salarios, el patrón que surge es el de un ciclo en el sentido contrario de las manecillas del reloj. La predicción en este enfoque es cercana a la de los defensores de la propuesta.

La pregunta que surge es ¿en qué mundo está Colombia? Lo primero que se debe decir es que dar una respuesta adecuada a esta pregunta requiere una serie de metodologías econométricas y pruebas de robustez que exceden el alcance de este texto. Sin embargo, todo análisis econométrico empieza con un análisis gráfico que puede dar grandes ideas al respecto.

En la siguiente gráfica, se muestra la proporción del ingreso de la masa salarial sobre el PIB en el eje X y en el eje Y, la tasa de ocupación de las 13 ciudades desde 2001 hasta 2019. Como se puede ver, la gráfica para Colombia vivió un ciclo de los descrito por la teoría de Goodwin, con un movimiento en el sentido de las manecillas del reloj. Así, desde el marco propuesto por los modelos de crecimiento dirigido por la demanda, la economía colombiana estaría jalonada por los beneficios.

Naturalmente, la pregunta sobre si Colombia es una economía jalonada por los beneficios no se puede responder con una gráfica. Así, vale la pena preguntarse que se ha encontrado desde la academia. De seis estudios publicados en revistas indexadas, cuatro sugieren que Colombia es una economía jalonada por los beneficios.

Adicionalmente, el estudio más reciente y, en mi opinión, el más robusto sobre el tema es el de Paul Carrillo-Maldonado, publicado este año, y este encuentra que Colombia tiene un régimen de demanda jalonada por los beneficios. Así, no parece ser que el problema sea que los economistas colombianos tengan un marco teórico incorrecto que los lleva a concluir que la reforma es dañina. Más bien pueda que el problema sea de los proponentes de la reforma con la realidad.

¿Se debe retirar la reforma? No necesariamente. El marco teórico nos muestra que los beneficios son relevantes para invertirlos y dinamizar la economía. En este sentido, la reforma laboral debería estar acompañada de una reforma tributaria que baje cargas al empresariado en otros rubros, lo que podría ayudar a conservar los beneficios de las empresas, y así no afectar la inversión.

Fiscalmente, esto podría funcionar si adicionalmente dicha reforma tributaria viene acompañada por un aumento en la tributación de las personas naturales. Otra posibilidad sería volver al tablero, en conjunto con el empresariado y la academia, y proponer una mejor reforma.

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