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En un entorno nacional marcado por transformaciones demográficas aceleradas, la incertidumbre en el financiamiento educativo -especialmente frente al Icetex- y un Gobierno Nacional que prioriza la financiación de la educación pública, emergen apuestas regionales audaces que renuevan la esperanza en el acceso a la educación superior con calidad.
Digicampus, el Campus Digital Educativo del Valle del Cauca, es una de esas iniciativas ejemplares que merece atención nacional. Más que un programa de becas, se trata de una política pública departamental de largo aliento, que articula universidades, gobiernos locales, el sector productivo y, sobre todo, a miles de jóvenes decididos a estudiar sin abandonar su territorio.
¿Qué hace única a esta propuesta? Primero, su enfoque territorial. La oferta académica responde a las necesidades específicas de cada municipio, convirtiendo la educación en motor de desarrollo local y cierre de brechas económicas, sociales y digitales.
Segundo, su apuesta por el arraigo. A través de estrategias de formación y emprendimiento, se impulsa que los beneficiarios construyan su proyecto de vida en sus comunidades, mitigando la migración del talento joven. Tercero, el modelo pedagógico. Digicampus no traslada clases presenciales a la virtualidad; es multimodal, reconoce la diversidad y propone experiencias de aprendizaje innovadoras, híbridas e interactivas, con prácticas situadas que superan barreras de tiempo, distancia y costo.
Un cuarto elemento distintivo es la habilitación de espacios físicos públicos -con conectividad y tecnología- en los 42 municipios del departamento. Estos ambientes garantizan el acceso de quienes no cuentan con computador o internet en casa y, al mismo tiempo, fortalecen la construcción de comunidad en torno a la educación. Finalmente, destaca el énfasis en la formación de competencias digitales para toda la comunidad educativa. Porque tener conexión no basta: hay que saber usarla con propósito, creatividad y criterio.
Los resultados dan cuenta del impacto. En su primera convocatoria, en mayo de 2024, Digicampus recibió 4.977 postulaciones y seleccionó 2.500 estudiantes, otorgando 1.200 becas completas y 1.300 parciales. De quienes obtuvieron beca total, 62,3% fueron mujeres, 30% afrodescendientes, 17,8% provenían de zonas rurales y 21,7% eran víctimas del conflicto armado. En Cali, 61,9% de los beneficiarios vive en el oriente, una de las zonas más vulnerables de la ciudad. Todos pertenecen a los niveles A, B o C del Sisbén.
Más que cifras, Digicampus es una suma de historias de vida transformadas por una visión compartida de lo público. Su segunda convocatoria, realizada en 2025, priorizó la transición inmediata y ya se proyecta una tercera.
Digicampus nos recuerda que la educación superior no puede ser un privilegio de las ciudades. Debe llegar -con pertinencia, innovación y calidad- a cada rincón del país. Si Colombia quiere cerrar brechas, fortalecer la democracia y construir paz territorial, necesita más proyectos como este, que amplían el acceso a educación superior de calidad, con arraigo, pertinencia y tecnología. Digicampus demuestra que, cuando una región conecta, forma y transforma, construye las capacidades humanas para su progreso económico y bienestar.
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