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Analistas 28/06/2023

El cuidado de la libertad

Camilo Guzmán
Director ejecutivo de Libertank
Camilo Guzman

Hoy en día, la retórica política en Colombia resulta desalentadora para aquellos que valoramos la libertad económica, anhelamos progreso y soñamos con un mejor país. El presidente Petro y ahora congresistas como David Racero, mantienen un discurso persistente y avasallador contra las empresas, los mercados y el lucro.

Esto ha generado un clima de desesperanza y un ambiente cada vez más hostil para aquellos que producen riqueza, generan empleo, solucionan problemas y ofertan productos y servicios que nos hacen la vida mejor.
Hace poco, en medio de esta desesperanza e incertidumbre, una empresaria me preguntó con preocupación:

“¿Quién nos sacará de este ‘atolladero’?”. Comprendí su pregunta, pero debemos abandonar la costumbre de esperar la llegada de un líder salvador, una especie de mesías que pueda arreglarlo todo. La respuesta a esta inquietud no reside en la política convencional.

Los políticos suelen acomodarse a lo que perciben que piensa y siente la mayoría. En cierto sentido, son seguidores de ideas. Si la mayoría de la población pide locura, el político ofrece locura. Si la mayoría pide cordura, el político ofrece cordura. Hoy en día, las ideas anti-comercio, anti-mercados y el sesgo pro-Estado están presentes en mayor o menor medida en todos los partidos políticos. Esto se debe a que la mayoría de colombianos comparte esa cosmovisión y los políticos simplemente reflejan estas inclinaciones en sus propuestas y políticas.

En este contexto, la verdadera “salida” no vendrá de los políticos, sino de un cambio en la mentalidad de los colombianos. Esta transformación es impulsada por instituciones de la sociedad civil, no por partidos políticos.

En Libertank, trabajamos para impulsar este cambio. En colegios, con jóvenes en nuestros Líder Lab, en espacios de formación con trabajadores en empresas, en redes sociales. Nuestra labor quizás no parezca retumbante, pero este es el camino para salir del “atolladero”. Necesitamos una revolución en nuestra forma de pensar. Necesitamos confiar en el poder de la iniciativa privada y del mercado para solucionar problemas y generar oportunidades.

La mejor manera de cuidar nuestro patrimonio y negocios, para que Colombia prospere y todos vivamos mejor, no es esperando a ver qué pasa, ni esperando la llegada de un político salvador. En cambio, es construir y apoyar una red de cuidado de la libertad, dedicada a transformar la mentalidad de los colombianos, para que, sin importar quién gobierne, se mantengan las bases de la prosperidad: las ideas de la libertad.

Colombia está perdiendo su libertad porque la mayoría de los colombianos así lo quiere. Muchos ven el lucro como inmoral, una visión tan arraigada en nuestra mentalidad que incluso algunos empresarios se disculpan por generar riqueza. Una sociedad en la que la fuente de oportunidades y prosperidad es vista como inmoral está condenada a la pobreza y a ser gobernada por políticos empobrecedores. Por lo tanto, el camino hacia la prosperidad pasa por fomentar una apreciación por la ética del trabajo, el respeto por la iniciativa empresarial y una comprensión profunda de los beneficios del mercado y de la generación de riqueza.

Esto, ciertamente, no es una tarea fácil. Pero es una lucha que debemos emprender si queremos que Colombia sea un país donde la prosperidad y la libertad sean para todos, sean la norma y no la excepción.

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