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Analistas 01/03/2023

Liberofobia

Antonini de Jiménez
Miembro del Consejo Académico de Libertank

El mundo de hoy ha dejado de tenerle miedo a la libertad para tenerle fobia. Hemos dejado de ver en ella el trampolín con el que el hombre se impulsa para alcanzar la mejor versión de sí mismo. Hemos supeditado ese miedo al de una incómoda presencia fantasmagórica que arriesga con poner patas arriba nuestra felicidad.
Miedo solo tiene aquel que está decidido a enfrentar un reto; fobia aquel que quiere evitarlo a toda costa. Este sentimiento no es para nada caprichoso, es el resultado de haber socavado los verdaderos principios de nuestro humano linaje.

Nos hemos empequeñecido hasta persuadirnos de que la verdad lejos de ser una y más grande que nosotros, son muchas y tan pequeñas como cada uno. Así, el hombre ve conquistar el sueño de la historia humana; descansar bajo el entero dominio de la verdad, aunque sea al precio de hacerla tan pequeña que no le quepan ni las piernas. Una verdad pequeña es una verdad frágil que corre el riesgo de ser rechazada sin dificultad por otras verdades.

Entonces, para persuadirnos de que lejos de su ligereza esta goza de una grande fortaleza activamos, en nosotros, el modo defensa. En primer lugar, nos convencemos de lo peor, llenando el mundo de una falsa sensación apocalíptica (cambio climático, covid-19, guerra de Ucrania), así si lo peor no ocurre nos sentiremos falsamente seguros en nuestra vida quebradiza.

A esta estrategia se le suma el hecho de no meternos en líos, claudicando ante lo políticamente correcto si fuera necesario, no sea que nuestra verdad quede en entredicho frente a la verdad más experta de algún otro.
Sustraerse a la dolorosa certeza de que tu verdad ni te consuela ni te libera, hará que te reúnas alrededor de otros como tú, y en el silencio de vuestra caverna, impongáis un discurso monolítico que lejos de confrontarte te ratifique; primero recreando un sentimiento de ofensa (ofendiditos) ante cualquiera que ose rebatirte, y después, justificando desde un rancio victimismo, la cancelación de todo aquel que piense diferente (cultura Wake).

No contento te aferrarás al discurso igualitarista en cualquiera de sus variantes (feminismos, etc.,) no tanto porque te conmuevan los males ajenos sino porque no te fías de que alguno pueda sobresalir y con ello eche por tierra la falsedad con la que te has revestido. Ante estas circunstancias es lógico que la libertad se asemeje más a una bomba en manos de un suicida, que a un camino de gracia y perfección.

Reconquistar la libertad pasa obligatoriamente por dar un vuelco a tus convicciones, despreciar de ti cualquier cosa que sea tan pequeña como una opinión y abrazar por encima de todo la verdad que te llama en mayúsculas. Solo así la libertad será liberada.

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