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Analistas 17/08/2022

La macroeconomía ha vuelto

Alejandro Vera Sandoval
Vicepresidente técnico de Asobancaria

La administración Petro 2022-2026 recibe el país con tasas de crecimiento de 10,6% real el año anterior y seguramente superiores a 6% en este año. El crecimiento del consumo a tasas de dos dígitos, impulsado por el gasto de lo ahorrado por los hogares en Pandemia y la expansión del crédito de consumo a tasas de 12% real, explica este buen desempeño de la economía en los últimos dos años.

No obstante, esto no va a continuar así y en ello poco tiene que ver el gobierno recién llegado. Las condiciones globales y la propia estructura de la economía colombiana permiten avizorar una desaceleración hacia crecimientos más cercanos a 3,5% real en 2023.

A nivel internacional, el rebrote inflacionario generalizado ha hecho que los Bancos Centrales reaccionen elevando sus tasas de interés de referencia, lo que sumado a la incertidumbre geopolítica ha llevado a que los analistas hayan empezado a elevar las probabilidades de recesión en Estados Unidos y en la zona Euro y de desaceleración en las principales economías emergentes. Esto genera mucha incertidumbre en el camino que deberá transitar la economía colombiana.

A esto se suman signos de alerta local. Por ejemplo, la inflación más arriba de 10%, el abultado déficit de cuenta corriente (que no es otra cosa que mayor consumo que ingresos, financiado por el ahorro externo), el elevado déficit fiscal, y el endeudamiento de los hogares ya en niveles de 30% del ingreso, muestran que la economía crece más allá de lo que es sostenible en el mediano plazo.

Ante esto, el Banco de la República, que es el primero que debe “apagar la música y prender las luces” para acabar la fiesta, ya ha elevado su tasa de interés desde 1,75% hasta 9% anual. Con ello, intenta llevar la demanda a los niveles de una oferta restringida por los elevados precios internacionales. Además, desincentiva el crédito de consumo para que crezca a tasas más cercanas a 5% real.

El Ministerio de Hacienda también ha actuado presentando una reforma tributaria que busca elevar el ahorro de la economía. Si bien puede haber todavía discusiones sobre los efectos en ciertos sectores del apretón tributario, es clara la necesidad de elevar el recaudo y cumplir las metas estipuladas en la regla fiscal.
Así, las acciones recientes tanto del Emisor como del Ministerio de Hacienda empiezan a mostrar que la economía debe regresar a sendas de expansión más moderadas que la guíen hacia un aterrizaje suave a tasas cercanas a su crecimiento potencial.

Este pequeño y simplificado diagnóstico muestra la relevancia que vuelven a tomar los asuntos macroeconómicos. Y creo que es una invitación a todas las facultades de economía del país, que por varios años tomaron otros énfasis (igualmente importantes), a no olvidar la siembra de la semilla y el gusto por la macroeconomía en las nuevas generaciones.

Serán justamente esas nuevas generaciones la que tomarán la responsabilidad de decirle a los gobiernos, como lo hicieron las generaciones anteriores y seguramente lo hará esta, cómo usar el instrumental de la política económica para navegar en aguas turbulentas y que si bien es importante el énfasis en la redistribución de la riqueza en un país como Colombia, también es muy importante no olvidar que dicha riqueza primero se debe generar y que para ello se requieren políticas que promuevan el crecimiento económico sostenible en el mediano plazo.

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