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Analistas 14/01/2025

Actualización macrocrediticia 2025

Alejandro Vera Sandoval
Vicepresidente técnico de Asobancaria

Las semanas finales de 2024 y las primeras de 2025 han traído consigo varios sucesos que han afectado las perspectivas económicas. Si bien se mantiene la expectativa de un mejor desempeño en este año que comienza, hay algunos riesgos crecientes que podrían afectar las actuaciones de consumidores, empresarios y de las propias autoridades.

En materia de crecimiento, el consenso de analistas mantiene una proyección cercana a 3% real para 2025 (vs. 2% en 2024). Este registro estaría apalancado en buenos desempeños del consumo privado y, en menor medida, de la inversión. No obstante, elementos recientes como, por ejemplo, el anuncio de la suspensión de los subsidios-coberturas para vivienda, y su impacto en los encadenamientos sectoriales, o el incremento del salario mínimo por encima de la suma de inflación más productividad, y sus efectos en los precios y en una menor reducción de tasas de interés, podrían tener un impacto en la reactivación.

En materia de inflación, luego del 5,2% al cierre de 2024, las expectativas para 2025 se sitúan ahora más cerca del 3,8% que del 3,5% proyectado un mes atrás. En esto tienen que ver el efecto indexación de un salario mínimo que creció 4,3 puntos reales y la incertidumbre sobre lo que pasara con los incrementos en el precio del diesel.

Esto conllevará a un inicio de año mucho más pausado en materia de reducción de tasas de interés por parte del Banco de la República. En efecto, el incremento del salario mínimo y la incertidumbre fiscal, que podría afectar el comportamiento de los TES, harían al Emisor mucho más cauteloso, por lo menos a inicios de año, lo que lleva a pensar que la tasa repo descendería solo hasta 6,5%-7% en diciembre de 2025 (100 puntos básicos menos que lo esperado hace un mes).

Con esto, el crédito total se expandiría al 3,3% real en todo el 2025. Tres razones principales ayudarían transversalmente a este buen desempeño: el Pacto por el Crédito, que ha impulsado los desembolsos a cinco sectores estratégicos desde septiembre de 2024; el ciclo de reducción de tasas de interés (aunque a menor velocidad); y la contención del deterioro de la cartera que se suma a la reactivación de la demanda. Esto debería compensar los riesgos que provienen de las malas condiciones esperadas en algunos sectores (salud, energía, minería, entre otros).

Por modalidades, el crédito hipotecaria se expandiría al 3,6% real en 2025. Aquí jugarían a favor la reducción de tasas reciente y el impulso del Pacto, lo que compensaría el posible impacto negativo de la suspensión de coberturas-subsidios de vivienda y el riesgo al alza en las tasas de los TES de largo plazo, que calzan este tipo de créditos. Por su parte, el crédito comercial crecería al 3,4% en línea con la recuperación de la inversión, aunque debe monitorearse con cuidado el desempeño de ciertos sectores. Finalmente, el crédito de consumo se incrementaría al 2,5% real gracias a la recuperación del consumo, luego de una reducción en el nivel de endeudamiento de los hogares, y el microcrédito alcanzaría el 7,6% en diciembre de este año.

Las proyecciones de los analistas muestran que, pese a los sucesos recientes, 2025 será mejor que 2024. No obstante, hay riesgos sectoriales por gestionar y actuaciones macroeconómicas necesarias para encarrilar la reactivación. Mandar señales correctas en materia fiscal ayudaría a la tarea de la autoridad monetaria.

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