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Analistas 16/01/2021

Metas y Neurociencia

Aldo Civico
Antropólogo y estratega de liderazgo
Analista LR

¿Vale la pena tener metas para el 2021? Muchos me han hecho esta pregunta en estos días. Estamos todos traumatizados por la experiencia que vivimos el año pasado. ¿Cuántas veces tuvimos que cambiar o renunciar a un plan por la pandemia y sus consecuencias?, ¿cuánta frustración tuvimos que aguantar porque nada de lo que habíamos imaginado se hizo posible? Me escribió un amigo empresario en estos días, “¡Qué locura! Tolerancia a la incertidumbre es una de las grandes lecciones del covid-19”. Frente a esta realidad vale preguntarnos si tiene sentido tener metas para 2021. Vivir el momento, el día a día, parecería más sabio y acertado.

Sin negar que vivir el presente es un principio válido, y un hábito que todos los maestros del espíritu nos invitan a desarrollar, también fijar metas es importante, aun si las circunstancias se revelan inciertas. No solo hay que planear metas sino que hay que atreverse a fijar metas que hoy pueden parecer inalcanzables; muchas veces al comienzo de un proceso de coaching le pregunto a mis clientes, ¿Cuál es un sueño imposible que tienes y que es importante para ti realizar? De hecho, no hay atleta de alto rendimiento que no tenga metas bien definidas que guíen su entrenamiento y su camino hacia metas altas e inspiradoras. Primero que todo, tener metas le hace bien al cerebro, o sea, nos permite tener una experiencia y calidad de vida mejores.

De hecho, cuando la mente se concentra en un objetivo, el cerebro experimenta la activación de varios neurotransmisores que nos hacen sentir bien. Efectivamente, tener una meta inspiradora crea una presión y un estrés que son positivos. Esto activa la dopamina, un neurotransmisor relacionado con los mecanismos de recompensa del cerebro. Es la molécula de la fuerza de voluntad que nos ayuda a lograr metas. De hecho, está científicamente demostrado que quienes tienen más dopamina tienen mayores niveles de autoestima, más dureza y fuerza mental. Un segundo neurotransmisor que produce tener metas es la norepinefrina, que nos ayuda a pasar a la acción y a formar nuevos recuerdos, así mismo que endorfina y oxitocina que nos hacen sentir bien y alimentan nuestros vínculos sociales.

Por eso, sí se vale tener metas, y tenerlas inspiradoras, aún en la era de la incertidumbre, porque esto nos hace más eficientes y nos da una mejor calidad de vida. Entonces, para quienes todavía no se han enfocado en pensar en los objetivos para 2021, aprovechen este fin de semana para identificar cuáles son las áreas de sus vidas que más necesitan atención en este momento. Identifiquen tres o cuatro objetivos en los cuales se van a enfocar. Procuren que sean inspiradores. Finalmente, identifiquen los resultados claves que quieren lograr para cada uno de estos objetivos. De esta manera van a tener una ruta para 2021 que les dará también la energía y motivación para enfrentarse a las inevitables dificultades, porque la vida es incertidumbre. De paso, se van a sentir mejor consigo mismos y el cerebro se los agradecerá.

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