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Analistas 03/04/2023

Destruir por el hecho de destruir

Alberto J. Bernal-León
Jefe De Estrategia Global, XP Securities

Jairo Nuñez, investigador de Fedesarrollo, presentó hace unos días un documento muy sesudo delineando las mejoras que se han evidenciado en el sistema de salud de Colombia desde la implementación de la ley 100. En las palabras del doctor Nuñez, “en términos generales, el sistema de salud en Colombia ha permitido un mayor aseguramiento en el país y una serie de beneficios para los afiliados en términos de calidad del servicio y del estado de salud. Por ejemplo, entre 1993 y 2021, la cobertura pasó de 24% a 94%...y se destaca una gran expansión entre 1993 y 1997 seguido de otra gran expansión entre 2003 y 2008. Así mismo, este mismo comportamiento se evidencia al comparar las zonas urbanas y rurales junto con la distribución de ingresos. Con respecto al primer criterio, podría afirmarse que la brecha está prácticamente cerrada puesto que, en 1993, la cobertura era de 7% en las zonas rurales y de 31% en las urbanas mientras que, para 2021, es de 95% y de 93%, respectivamente”.

Permítanme repito estos números: en 1993 solo 7% de la población rural tenía acceso al sistema de salud, para 2021 ese número había subido a 93%. Al petrismo también le gusta decir a los cuatro vientos que la población hoy en día no tiene acceso a medicinas, y que por esa razón hay que acabar con el sistema. Acá los datos fidedignos: en 1993 solo 35% de la población rural tenía acceso a medicamentos, mientras que hoy en día el 79% de esta población lo tiene, y la proporción de entrega de medicamentos por quintil es virtualmente la misma entre los quintiles 1 y 5, implicando que el sistema de salud de Colombia ayuda a combatir la inequidad materialmente. Los números específicos atados a la desigualdad son los siguientes: “el gasto en salud ha permitido la reducción de la pobreza y la desigualdad en Colombia. A partir de algunas investigaciones relacionadas con este tema, es posible atribuirle al gasto en salud una reducción de 4,78 y 4,6 puntos porcentuales en 2008 y 2020, respectivamente. Ahora, con respecto a la desigualdad (medido por el índice de Gini), también se le puede atribuir una parte de la reducción de este indicador de cerca de 0,0254 y 0,0261 puntos en 2008 y 2020, respectivamente. Sin embargo, el gasto en salud generó una reducción aún más notable en los indicadores de desigualdad en 1997 puesto que se le puede atribuir una reducción de 0,042 puntos”.

El doctor Nuñez resalta también es su estudio uno de los mayores avances que ha traído el sistema de salud y uno que quedó explícito durante la emergencia de salud pública atada al covid-19: “Pero probablemente el mayor logro del sistema colombiano es la protección financiera de los hogares que, ante los gastos catastróficos ocurridos por la enfermedad, llevaban a los hogares al endeudamiento, la venta de bienes o la pobreza”. Sin duda alguna es un avance inmenso que una catástrofe de salud no deje a una familia del común en la calle. Valga decir que, por ejemplo, en Estados Unidos no existe esa protección, pues existen millones de casos en los cuales familias que no tenían seguro privado no tuvieron opción diferente a declarar la bancarrota cuando la adversidad llegó.

Por alguna razón el petrismo ve el mundo en absolutos. Para el partido de gobierno la cuestión es “aguacates o petróleo”, en vez de ser “aguacates Y petróleo”. No hay duda de que hay muchas cosas que mejorar del sistema de salud de Colombia. Pero hay que construir sobre lo construido, no destruir para volver a armar.

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