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SALUD

La alteración de las bacterias intestinales puede ser un signo temprano del Alzheimer

miércoles, 21 de junio de 2023

Beau Ances es reconocido p avances significativos en la investigación del Alzheimer

Foto: Washington University School

Para conocer si las diferencias en el microbioma intestinal son causa o resultado de los cambios cerebrales, los investigadores harán seguimiento por cinco años

Ya se conocía que el Alzheimer provoca cambios en el cerebro dos décadas o más antes de que aparezcan los síntomas cognitivos, pero ahora, la Escuela de Medicina St. Louis. de la Universidad de Washington (Wustl) realizó un estudio en el que encontró que también se puede generar una alteración de las bacterias intestinales como signos tempranos del Alzheimer.

La hipótesis del estudio, publicado en Science Translational Medicine, surgió a partir de una conversación entre el PhD y profesor de neurología, Beau Ances, quien trata a personas con Alzheimer,y Gautam Dantas, PhD y profesor de medicina genómica, patología e inmunología, que es experto en microbioma intestinal.

Ances comentó que se conocía que los microbiomas intestinales de las personas con Alzheimer avanzado son distintos a los de las personas sanas, por lo que era buena opción examinarlos en personas en fase crítica, pero presintomática.

Junto con la investigadora postdoctoral Aura Ferreiro, Ances y Dantas evaluaron las muestras de heces, sangre y líquido cefalorraquídeo que participantes voluntarios habían entregado al Centro de Investigación de la Enfermedad de Alzheimer Charles F. y Joanne Knight de la Wustl para realizar estudios.

Para identificar participantes con signos de Alzheimer temprano y quienes estaban sanos, a través de escáneres cerebrales y líquido cefalorraquídeo, clasificaron la acumulación de beta amiloide y tau, grupos de proteínas que las personas afectadas suelen acumular en el cerebro. De esta forma encontraron que de las 164 personas participantes, 49 tenían signos de alzheimer temprano.

Se halló que las personas sanas y quienes acumulaban estas proteínas en el cerebro tenían especies de bacterias intestinales muy distintas aún teniendo la misma dieta alimenticia.

"Estas diferencias se correlacionaron con los niveles de amiloide y tau, que aumentan antes de que aparezcan los síntomas cognitivos, pero no se correlacionaron con la neurodegeneración, que se vuelve evidente cuando las habilidades cognitivas comienzan a disminuir. Estas diferencias podrían usarse potencialmente para detectar la enfermedad de Alzheimer temprana", indicó el estudio.

Los investigadores señalaron que a partir del hallazgo se podrá analizar el microbioma intestinal con el objetivo de identificar a las personas que tienen mayor riesgo de desarrollar demencia y así diseñar tratamientos preventivos que tengan como resultado evitar el deterioro cognitivo.

"Si se puede diagnosticar a alguien muy temprano en el proceso de la enfermedad, ese sería el momento óptimo para intervenir de manera efectiva con una terapia", dijo Ances. Aunque Dantas aclaró que aún no saben si el intestino tiene influencia en el cerebro en esta enfermedad o si es el cerebro el que influye en el intestino.

"Podría ser que los cambios en el microbioma intestinal sean solo una lectura de los cambios patológicos en el cerebro. La otra alternativa es que el microbioma intestinal esté contribuyendo a la enfermedad de Alzheimer, en cuyo caso, alterar el microbioma intestinal con probióticos o transferencias fecales podría ayudar cambiar el curso de la enfermedad", dijo Dantas.

Pero ya es un gran avance que se pueda usar el microbioma intestinal para detectar la enfermedad. "Algún día, las personas podrán proporcionar una muestra de heces y averiguar si tienen un mayor riesgo de desarrollar Alzheimer. Sería mucho más fácil, menos invasivo y más accesible para una gran proporción de la población, especialmente los grupos subrepresentados, en comparación a escáneres cerebrales o punciones lumbares", concluyó Ances.

Para conocer si las diferencias en el microbioma intestinal son causa o resultado de los cambios cerebrales, los investigadores harán un seguimiento de cinco años. "Si resulta que sí hay un vínculo causal, podemos comenzar a pensar si promover las bacterias buenas o eliminar las bacterias malas podría ralentizar o incluso detener el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer sintomática", dijo Dantas.

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