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EDITORIAL

¿Para dónde se fue la plata de ISA e Isagen?

viernes, 13 de agosto de 2021

Poco a poco el Estado colombiano ha salido de importantes empresas, lo malo es que el dinero obtenido se difumina en un presupuesto en el que los gastos de funcionamiento no bajan

Editorial

El Gobierno pasado decidió vender las acciones que el Estado tenía en Isagen, unos $7 billones que se prometió irían a mejorar la infraestructura del país, pero que el final entraron en el torrente del presupuesto nacional y se difuminaron entre los gastos. Ahora, la presente administración anunció que las acciones estatales en ISA fueron compradas mediante un convenio interadministrativo por Ecopetrol, unos $14,2 billones que fueron ya incluidos en el presupuesto de este 2021. En pocas palabras, las joyas de la corona del sector energético han ido desapareciendo del control público entre operaciones financieras bien argumentadas, pero el fruto del dinero se ha ido a los onerosos gastos de funcionamiento y el pago de la deuda que muerden el grueso presupuestal.

En enero de 2016, la multinacional Brookfield le compró a la Nación su participación en Isagen. Decía el ministro de Hacienda de entonces, Mauricio Cárdenas, que la venta se hacía para llevar a cabo la inversión inaplazable en infraestructura. Finalmente, la plata entró a las arcas estatales y la infraestructura nunca se hizo, pues todo lo avanzado en ese sector a sido por medio de lentas licitaciones. Y esta semana se oficializó la adquisición de Ecopetrol de la parte que la Nación tenía en la Interconexión Eléctrica S.A., 51,4%, unas 569.472.561 acciones compradas por $25.000, para un valor final de $14.236.814.025.000 ($14,2 billones); dicho de otra manera, lo que quiere recaudar el actual Gobierno Nacional con su próxima reforma tributaria. José Manuel Restrepo, ministro de Hacienda y Crédito Público, ha justificado la operación diciendo que “se fortalecen, estratégicamente, ISA y Ecopetrol sobre un principio fundamental: ambas siguen siendo compañías de todos los colombianos, y seguirán funcionando de manera independiente”, pero en lo que no se profundiza es que el dinero ya fue tenido en cuenta por el Marco Fiscal de Mediano Plazo y se está gastando este año. Dicho de otra manera: “esa platica ya se evaporó”.

El Gobierno Nacional debe explicar con profundidad cuánto realmente le ha costado la pandemia a las arcas nacionales. No solo se ha endeudado con la banca multilateral, vendido ISA e impuesto una nueva reforma tributaria, fuentes muy ricas en recursos, sino que las cuentas aún siguen deficitarias. Es prioritario, al menos para dejar el legado histórico, que el Gobierno Nacional haga una ambiciosa operación de ahorro en su funcionamiento, pues no hay dinero suficiente para seguir costeando los altísimos costos en oficinas y funcionarios en medio de tanta escasez de recursos públicos. Ahora bien, la Contraloría General, la inexistente Auditoria y el mismo Congreso, deberían mirar esas dos ventas en perspectivas y mirar cómo se enajenan bien los activos públicos, pero que ese dinero sirva de algo real.

La reflexión es necesaria ahora que se viene una campaña presidencial, que la olla de recursos públicos está raspada y que la inversión social crece sin tener en cuenta la baja tributación. Seguramente, una pregunta para los aspirantes a suceder a Iván Duque será si venderán participación estatal en Ecopetrol y qué harán con el dinero. El problema es que el Estado sale de sus joyas de la corona y no logra rentabilizar en lo social estos recursos. Muchas son las cuentas que deberán aclarar algún día los responsables de vender estos activos.

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