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Nadie duda de que Colombia tiene un potencial turístico enorme por sus riquezas naturales, pero debe mejorar no solo en infraestructura sino en garantizar la seguridad de visitantes
Para que Colombia pueda aparecer como un destino turístico de calidad debe mejorar dos aspectos fundamentales: la seguridad y la infraestructura para garantizarles a los turistas el costo beneficio que todos buscan.
Nadie puede negar que Colombia goza de grandes riquezas naturales y que por décadas sus playas, mares, ríos, selvas y montañas, han estado capturadas por un conflicto interno que ha alejado su nombre de cualquier guía de destinos.
Las cosas han cambiado desde hace poco menos de cinco o seis años, pero para avanzar en buena reputación internacional como lugar seguro y con buena infraestructura debe armar un plan estratégico a largo plazo que integre esas dos variables.
Un dato que habla de la buena dinámica del turismo en Colombia son los volúmenes del tráfico aéreo que aumentan en promedio 10% cada año, medido a través del movimiento de pasajeros nacionales e internacionales; los primeros lo hacen a tasas de 13%, mientras que los extranjeros 6%.
Al país lo visitan cuatro millones de turistas en promedio anual, entre los cuales dominan los nacionales que viven en el exterior o sus familiares y los ejecutivos que amplían su estadía de negocios.
Son muchos menos los turistas puros que ven en Colombia un destino que pueda competir con lugares similares como República Dominicana, Perú o Brasil, países que ofrecen experiencias idénticas.
Bien se puede afirmar que así como Colombia es un destino por estructurar en los mercados de turismo internacional, así mismo está el plan estratégico de país, que debe trascender de armar grandes pabellones en ferias y renovar la marca país más vinculada a los avances en orden público y desarrollo económico que se ha logrado.
Las abundantes guerrillas, los narcotraficantes, la inseguridad en las ciudades y la mala infraestructura no puede seguir siendo el sello de identidad nacional, para ellos hay que hacer un plan urgente que seduzca en el mediano plazo.
La infraestructura hotelera de Colombia no es la misma de hace una década, las grandes cadenas tienen presencia en casi todas las ciudades importantes, pero la capacitación del recurso humano sigue siendo deficiente y se convierte en un lunar para las experiencias que se buscan.
Aunque el verdadero problema es la infraestructura vial, el cuidado de los andenes, el ornato de las ciudades y una disposición general que valore a los turistas como protagonistas de unos ingresos necesarios para alcanzar el desarrollo.
En los listados mundiales Colombia está de noveno en la región y de 57 en el mundo, nos superan países con menos condiciones, menor oferta de riqueza natural, pero con un discurso turístico muy bien montado para que cada día vayan más personas.
El otro elemento importante es que el Ministerio de Turismo, Industria y Comercio debe desarrollar los pilares del plan nacional de desarrollo que fueron dispuestos para tal fin y hacer esa necesaria hoja de ruta que defina desde qué tipo de turismo se desea llegue a Colombia como los montos de recursos que se esperan.
Aún no se ha involucrado al sector turístico nacional como un eventual generador de nuevos empleos formales con base en “macroplan” para atraer más visitantes. Si se quisiera, la próxima década debería ser la del turismo, pero para eso debemos tener un plan.
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