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En el Índice de Libertad Económica, Colombia está por encima del promedio, lo que no solo da tranquilidad sino que se convierte en un activo para construir la recuperación
Cuando de listados o rankings económicos internacionales se trata, a Colombia siempre le va mal o se encuentra a media tabla, pero ese no es el caso del Índice de Libertad Económica que elabora The Heritage Foundation cada año; esta vez no solo se repuntó, sino que la puntuación le permitió estar por encima del promedio global.
En términos de libertad económica, Colombia saca una nota de 69,2, lo que la ubica como la 45º economía más libre; en la medición de 2020 creció 1,9 puntos gracias a la integridad gubernamental que recoge la manera de hacer las cosas y los mensajes de solidez que envía al exterior. Ocupa el cuarto lugar entre 32 países en el continente y su puntaje general está muy por encima del de la región y de los promedios mundiales.
El avance se debe al sólido crecimiento del PIB de los últimos años, no podemos olvidar que antes del covid-19, Colombia lideraba el listado del PIB en la región, incluso se prevé que sea uno de los que más rápidamente se recupere. Además de esto, la Heritage Foundation destaca que es un país que se esfuerza por impulsar la economía, que el gobierno está persiguiendo reformas fiscales, constitucionales, judiciales que mejorarían la eficacia judicial, la integridad del gobierno y reducirían la carga fiscal.
En la otra orilla, la Fundación se preocupa por la creciente polarización política y el impacto cada vez más negativo de la migración venezolana. El primer punto que se revisa es que el país pueda garantizar la protección de los intereses en los bienes inmuebles, aunque recalca que la violencia y la inestabilidad los amenazan en algunas áreas.
El sistema judicial se considera competente, justo y confiable, aunque la corrupción, el soborno, el tráfico de influencias y el abuso de información privilegiada sigue siendo un problema permanente del cual no se ha podido desligar uno de los poderes estatales. Claramente se alerta por la violencia y corrupción engendradas por el narcotráfico que continúan erosionando las instituciones.
En lo económico, se observa que la tasa impositiva máxima sobre los ingresos individuales es de 39%, al tiempo que los impuestos para las empresas son de 33%, pero también hay más impuestos sobre el valor agregado y las transacciones financieras. El gasto gubernamental ha crecido a 27,7% del PIB en los últimos tres años y el déficit presupuestal era 2,4% antes del covid. Y la deuda pública de 50,5% del PIB.
Uno de los puntos más interesantes es la observación que hace la Fundación en el sentido de que las empresas privadas tienen fácil acceso al crédito, pero también debe lidiar con la burocracia gubernamental costosa e ineficiente. Dice que las regulaciones laborales no son gravosas, sino no salariales que acarrea altos costos; también alerta sobre que la mitad de la fuerza laboral trabajaba en la economía informal.
Finalmente, revisa que el valor total de las exportaciones e importaciones de bienes y servicios equivale a 36,8% del PIB. El arancel promedio aplicado es 4,4%, y están vigentes 155 medidas no arancelarias. En general, las políticas gubernamentales no interfieren significativamente con inversión extranjera. Son pilares sólidos los que ve la Heritage Foundation que se convierten en activos para salir de la crisis generada por el covid-19, pero hay que mejorar los mercados, la flexibilidad y ampliar la competencia.
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