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EDITORIAL

Es muy compleja la 'balcanización' del departamento de Cauca

martes, 21 de febrero de 2012
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Ningún problema de seguridad en colombia es tan difícil y complejo como el que padece el suroccidente del país.

No es un hecho aislado que los españoles tuvieran que lidiar en el siglo XVIII sus últimas batallas tribales al sur de la cordillera Central y que bien entrado el siglo XX, los grupos guerrilleros hayan encontrado en el Departamento del Cauca y las estribaciones montañosas del Valle el `caldo de cultivo` adecuado para que sus ideas revolucionarias hayan tenido arraigo durante más de dos generaciones.

En esa conflictiva región se fundó el grupo indigenista Quintín Lame, tuvo su epicentro de acción la Coordinadora Nacional Guerrillera, se firmó la paz con el M-19 y bien entrado el siglo XXI se ha convertido en el espacio vital de uno de los últimos reductos de las Farc.

Es un hecho que la seguridad democrática no cuajó en el sur del departamento del Valle, ni en el Cauca ni mucho menos en los límites de las regiones de Huila, Tolima y Caquetá. Tampoco es aislado que las cifras de desempleo rompan récords en Popayán, ni que las famosas pirámides hayan hecho allí su metástasis. Es una cadena histórica de errores políticos, de parlamentarios de espaldas a la realidad de sus regiones y de la incomprensión de una región con un alto componente indígena que ha recuperado tierras para sus resguardos, pero que no han logrado hacerlas productivas.

La peligrosa situación de orden público del suroccidente es una gran amenaza para la economía de Cali, como tercera ciudad de Colombia, y para el teórico aprovechamiento del Pacífico de cara al comercio exterior. El conflicto caucano tiene raíces profundas, que además del enfoque militarista, deben enfrentarse con un entendimiento claro de los indígenas y su cosmovisión. Bien denunciaba ayer el ministro del Interior, Germán Vargas Lleras, por primera vez en muchos años, el peligroso enfrentamiento que se cocina entre campesinos e indígenas. Un buen porcentaje del territorio caucano pertenece a tierras de resguardo inexplotadas que presionan a los jóvenes sin arraigo a ciudades como Cali y Popayán o que generan cordones de miseria en pequeñas ciudades dormitorio de crecimiento dispar como Santander de Quilichao o Puerto Tejada.

Un ejemplo de la peligrosa `balcanización caucana` es que los indígenas paeces ya no disputan con los colonos su territorio ancestral, sino con guambianos y totoroes, atrapando en una violenta tenaza de enfrentamientos a los pocos campesinos productores. En medio de este coctail de problemática étnica gana espacio la guerrilla que se apertrecha en los resguardos como un territorio sagrado en el cual no pueden bombardear sus campamentos. Ésta es una de las razones de mayor peso y la cual explica la frenética carrera de Alfonso Cano hacia el sur y quien murió a pocos kilómetros de un abrigo seguro en territorios de resguardo.

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