Como en fútbol, hay que saber a qué se juega

La evaluación de un gobierno que se reelige no se puede hacer de la misma manera a la de una administración que se instala por primera vez. En el caso de los que repiten, como ha ocurrido en nuestro país en los últimos mandatos, es evidente que el segundo no arranca de cero y se supone que muchas de las políticas por las que los electores optaron vienen de atrás. Esta es considerada una de las pocas ventajas del modelo de reeleccionista al permitir continuidad y terminar trabajos que están en marcha desde el período anterior.

Es el caso del segundo gobierno del presidente Santos, del cual han transcurrido ya los primeros 50 días y en esos términos merece hacerse ya una primera evaluación, al menos preliminar en temas fundamentales como la economía y áreas como el desarrollo productivo, la infraestructura y el medio ambiente, entre otros. Resulta claro que ese ejercicio primario puede tener más el carácter de reflexión pues resulta imposible hacerlo por las ejecuciones por la sencilla razón que no las hay por lo escaso del tiempo transcurrido. 

Los primeros 50 días de Santos II han sido movidos en el campo económico, en particular en el trabajo del ministro de Hacienda por la idea de hacer una revisión en materia tributaria para solventar recursos que le permitan financiar los faltantes del presupuesto de 2015, en una cuantía que se estima de unos $12,5 billones, equivalente a lo reportado por el impuesto al patrimonio y el 4x1.000.

Aunque hay que abonarlo a la gestión anterior, se conocieron los datos del crecimiento económico del segundo trimestre y aunque la cifra es buena, está por debajo de la registrada en los tres primeros meses de 2014, lo cual envía una señal de cuidado, en particular por el bajo desempeño de las actividades productivas como industria, minería y agro. La construcción y el sector financiero mejoraron. Hay varias áreas en las que se requiere un plan de acción serio y rápido, pues las condiciones así lo ameritan. Es el caso del comercio exterior y la industria, que está en cabeza del Ministerio de Comercio, en el que los planteamientos generales y superficiales han sido las constantes de estos primeros días. Sin duda que el mediocre desempeño de las exportaciones y la crisis en la industria merecen mucho más que eso. El país está pidiendo una ruta para el sector agropecuario, distinta a las acciones de “pare y siga” que han caracterizado a la actividad en los últimos años como instrumento para enfrentar problemas de seguridad. En medio ambiente, las declaraciones del titular han sido superficiales, cuando la profundidad es garantía de credibilidad. 

Puede que sea apresurado pedir resultados, pero como en el partido de fútbol, la estrategia del equipo se conoce en las primeros minutos y pasados estos no parece nada clara. Lo mismo está pasando en algunas áreas del Gobierno.