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Las juntas directivas deben entender y tomar decisiones en la alta gerencia de las empresas, pues la crisis puede demorar y se necesitan presidentes y gerentes con otras competencias
La República publica hoy información especial de los resultados de las 1.000 empresas más grandes que funcionan en el país, de acuerdo con las cifras publicadas por la Superintendencia de Sociedades y referidas a la gestión del año pasado. Además de los buenos resultados que muestran casi todas las empresas durante el ejercicio de 2019, se aprecia un tímido avance en la equidad de género y se refuerza la idea de que es una tarea pendiente en las organizaciones colombianas en las que el papel de la mujer sigue siendo marginal o anecdótico.
Importante destacar que las 1.000 empresas más grandes de Colombia vendieron en su conjunto $754 billones y que los puntos de análisis como ingresos operacionales, activos, Ebit, patrimonio, utilidad neta, margen Ebit, ROA, ROE y deuda, son indicadores financieros que mejoran y que merecen ser comparados y revisados para la alta gerencia de las compañías. Hacer análisis sectoriales y regionales de las cifras son obligatorios para las juntas directivas, presidentes y gerentes, además de que es una obligación profesional mirar en profundidad los informes de los resultados financieros de las compañías por grupos de 100 en 100, como una herramienta para afinar en lo que queda del año, pues en el próximo corte -mayo de 2021- las enseñanzas y los retos serán muy distintos, dado que la actividad empresarial mostrará cómo manejaron la crisis que hoy atravesamos.
El periódico ha entregado esta información especial de los resultados empresariales desde hace dos décadas, destacando a las compañías, sus líderes y sus enfoques estratégicos, como una manera de contribuir al desarrollo económico. Es un aporte periodístico para mejorar no solo la gestión de las juntas, socios y accionistas, sino para mirar el impacto en las comunidades que afecta la gestión empresarial en su visión estratégica y su proyección. ¿Qué nos muestran las cifras sobre el manejo de las empresas más importantes?
La primera conclusión es que no es lo mismo gerenciar pobreza que riqueza y que las juntas directivas deben entender que los líderes corporativos que se necesitan para administrar las “vacas flacas” a las que nos enfrentamos, no son los mismos quienes gerenciaron las “vacas gordas” de años pasados; siempre será más fácil disponer de altos ingresos o capitalizaciones para sacar adelante planes estratégicos ambiciosos, pero cuando esos recursos son escasos lo más importante es la capacidad de innovar procesos, nuevos productos, de vender y abrir mercados, no de recortar gastos a diestra y siniestra como único argumento gerencial ante la crisis. Presidentes, gerentes o la alta gerencia “ahorradores” son valiosos para mantener un mínimo de gastos fijos, pero con su errática o simplista decisión condenan a las empresas a seguir raquíticas en términos de ingresos para los años venideros. El año pasado fue muy bueno para todas las compañías, excepto para esas que siguen dando pérdidas sin control porque no se modernizaron o siguen teniendo estructuras muy grandes. Este año ya está sentenciado y será el más malo de la historia desde que se llevan registros, por tanto se necesita de nuevos enfoques, de nuevas personas y de estructuras más sinérgicas que remplacen las actuales. Es un hecho que muchas compañías deben cambiar su forma de gerenciar para poder garantizar su supervivencia.
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