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Fundamentales económicos 2025
El centenar de colombianos que quieren ser presidente debe estructurar su propuesta, comunicar propósitos y seducir electores, no solo sumar inconformes e inventar enemigos
Casi todos los actuales líderes de América Latina cuajaron su discurso político en el extraño mundo de la pandemia, y en algunos casos, heredaron su mandato de jefes políticos, que en lugar de solucionar problemas, los profundizaron en ese momento.
Claudia Sheinbaum en México es una alumna aventajada de Andrés Manuel López Obrador, y seguramente lo superará en medio del populismo creciente en el primer socio comercial de Estados Unidos. Javier Milei en Argentina, ideológicamente está en la otra orilla, pero sus formas son las mismas, en un país caracterizado por un péndulo político muy afinado que los deja consolidarse como un país emergente en medio de su inmensa riqueza natural.
Luiz Inácio Lula da Silva es el mejor ejemplo de Brasil siendo Brasil, el país de la eterna promesa que no ha logrado grandes avances en disminución de su pobreza, también muy a pesar de sus recursos naturales.
Lo que pasa en Chile es como una película que empieza mal, pero que mejora con el paso de los minutos, el joven Gabriel Boric, hijo legítimo del estallido social de la pandemia, ha aprendido en el camino que su país estaba llamado a ser el primer estado desarrollado de la región y que sus gentes e instituciones así lo perciben y se han enfocado en ello.
El caso de Perú, no es precisamente José Jerí, sino Julio Velarde, presidente del Banco Central de Reserva, quien a falta de presidente sólido lleva las riendas del país económico desde 2006, cuando lo nombró el desaparecido, Alan García; además de la inocultable ayuda de la millonaria inversión de China que suma unas 300 empresas líderes en casi todos los sectores.
El resto de las economías regionales no son muy representativas, casi ninguna es más grande que el PIB de Bogotá, es decir unos US$100.000 millones, de allí que lo que pueda pasar en la política colombiana entre marzo y junio del próximo año es determinante para un continente que lleva muchas décadas perdidas y que ha dejado pasar la bendición de las bonanzas de recursos naturales en medio de mediocridad y corrupción.
Y cuando se otean el centenar de candidatos a la Presidencia de Colombia para llevar las riendas del país entre 2026 y 2030, solo se identifican lugares comunes de oposición, mientras que los más populistas le siguen apostando a sumar inconformidades y crear enemigos para hacerse el favor de los electores, los medios de comunicación y las redes sociales.
El presidente Gustavo Petro se perdió en medio de la embriaguez que representa el poder de una de las 35 economías más grandes del mundo, con una población joven de 52 millones de habitantes y un PIB de US$400.000 millones, un cóctel que lo hizo creerse un líder global sin atender su país, sentencia que se explica después de oírlo ofrecer tropas colombianas a Medio Oriente cuando ni siquiera ha estabilizado los 42 municipios del Cauca que piden a gritos fuerza militar para controlar las llamadas disidencias, grupúsculos de jóvenes al servicio del narcotráfico parapetados bajo el letrero de disidencias de las Farc.
El estallido social que maduró los actuales gobernantes de la región debe operar al contrario y sus nuevos jugadores retomar el rumbo de la ilusión nacional. Aglutinar las inconformidades contra el Gobierno, ahora chocan con las endémicas inconformidades que no han resuelto viejos gobiernos.
Al menos, al final de este año, el ritmo con que camina en los mercados la inteligencia artificial es lento lo que genera muchas expectativas frente al impacto en la economía global
La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico mejoró sus perspectivas para algunas de las principales economías e incluyó a Colombia en el listado
En julio del próximo año la jornada laboral semanal en Colombia será de 42 horas, en consonancia a la tendencia global, especialmente en los países de la Ocde