MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
Los fundamentales de la economía van bien y así lo refrendará el PIB del primer trimestre la próxima semana, pero hay que cuidar el Índice de libertad económica que nos castiga
Colombia cayó siete puestos en el Índice de Libertad Económica de este año, retrocediendo hasta el puesto 49 entre 186 países, en la tabla elaborada desde hace 25 años por The Heritage Foundation. El ranking se basa en cuatro categorías fundamentales: Estado de derecho, tamaño del Gobierno; eficiencia normativa y mercados abiertos; todos grandes pilares de una economía de mercado que se ha visto afectada por la reducción en el nivel de desempeño en derechos de propiedad, efectividad judicial, carga tributaria, salud fiscal, libertad empresarial y libertad de comercio. Todo un llamado de atención para el Gobierno Nacional, que a pesar de mantener unos indicadores fundamentales con buena salud, tal como lo muestran las cifras de inflación, tasa de cambio, crecimiento económico, exportaciones, entre otras, no es menor que se envíe al mundo inversionista un mensaje como el que concluye The Heritage Foundation y hay que fortalecer el Estado de derecho y reducir la corrupción, asunto que ha opacado las buenas labores.
Se entiende por libertad económica el derecho de cualquier persona de controlar su trabajo y propiedad, al tiempo que los gobiernos están atentos a permitir que el trabajo, el capital y los bienes se muevan libremente en el territorio. The Heritage Foundation maneja en sus indicadores cuatro categorías y una docena de libertades: Estado de derecho (derechos de propiedad, integridad del Gobierno, efectividad judicial); tamaño del Gobierno (gasto gubernamental, carga fiscal, salud fiscal), eficiencia normativa (libertad comercial, laboral y financiera) y mercados abiertos (libertad de comercio, inversión y financiera). En conclusión, Colombia cayó siete posiciones frente al Índice del año pasado y obtuvo 1,5 puntos menos para una valoración total de 67,3 sobre 100. Esos resultados pone al país en el grupo de países “moderadamente libres”, un calificativo que no es bueno para las firmas calificadoras de riesgo y menos para la banca multilateral. En esencia, se desmejoró en derechos de propiedad (59,2 puntos), efectividad judicial (34,3 puntos), carga tributaria (74,3 puntos), salud fiscal (79,2 puntos), libertad empresarial (71,4 puntos) y libertad de comercio (76,0 puntos).
Si se miran los pilares y los resultados, la conclusión no es nada nueva, pues los empresarios y los gremios se han quejado en los últimos años de la carente seguridad jurídica y mucho menos tributaria que tienen que padecer las inversiones. Para nadie es un secreto que aquí se cambian las reglas de juego con mucha frecuencia y que cada líder de carteras o de instituciones no le da continuidad a las políticas públicas sensatas o bien intencionadas; esos giros son los que más castigan este tipo de comparaciones que no dejan de preocupar. El termómetro -liderado por la Universidad Gran Colombia- también tiene buenos ítems que resultan bien calificados, como integridad del gobierno (33,3 puntos), gasto del Gobierno (75 puntos), libertad laboral 78,5 puntos) y monetaria (75,6 puntos). La libertad de inversión (80 puntos) y financiera (70 puntos), no experimentan cambios. Así como los exámenes médicos son fundamentales para los pacientes, los indicadores comparativos son claves para reacomodar políticas públicas de países y poner metas a mediano plazo para poder tomar correctivos y diseñar estrategias.
La economía aún no interioriza las secuelas del covid, la crisis de la moda tiene su origen de la destorcida de la pandemia y cómo el consumo conspicuo está tocando fondo
Al amanecer del próximo lunes se sabrá el nuevo nobel de economía, uno de los premios más influyentes en las ciencias sociales, pero en medio de una realidad llena de frustraciones