.
ANALISTAS

Otro fracaso socialista

jueves, 4 de septiembre de 2014
La República Más
  • Agregue a sus temas de interés

En 2012, cuando los franceses eligieron presidente al socialista  Francois Hollande, escribí una columna en la cual califiqué su elección como un desacierto, un triunfo fatal del socialismo apoyado por las minorías islamistas de Francia. A los pocos días recibí un correo de un simpatizante suyo para anunciarme sus reformas maravillosas. Infortunadamente, el tiempo me ha dado la razón.

Resulta que en la última semana de agosto del año marcha renunció en forma inesperada todo el gobierno de Francia por culpa de las desavenencias entre los integrantes de su gabinete sobre la política económica francesa.

Como es sabido, el presidente era y sigue siendo Hollande, su primer ministro era y sigue siendo Manuel Valls y el ministro de Hacienda era Arnaud Montebourg. Informa la prensa que este último se oponía a la austeridad y proponía que Francia “no se alineara con los axiomas ideológicos de la derecha alemana”. Más grave aún, sostuvo que la reducción del déficit, de lo cual era adalid el señor Valls, era “una aberración económica, un absurdo financiero”.

Con esta provocación cruzó Montebourg la línea amarilla, porque Hollande apoyó al primer ministro Valls. A continuación le solicitó Hollande la renuncia a todo su gabinete y anunció que el señor Valls nombraría un nuevo equipo, en el cual no estará ni Motebourgh, ni otros tres ministros que también habían criticado las políticas de austeridad y de justicia criminal del señor Valls.

Los comentaristas consideran lo descrito en los párrafos anteriores como una medida de desesperación.  La economía francesa está paralizada, el primer semestre de 2014 cerró sin crecimiento. El desempleo permanece en el 10%, a pesar de las promesas de Hollande para reducirlo. El déficit fiscal para 2014 se prevé que se avecinará al elevado 3,8%.  La impopularidad de Hollande figura como la más elevada en décadas de todos los presidentes. El señor Valls, a pesar de ser un reformista moderado y un socialdemócrata, tampoco sale muy favorecido en las encuestas.  

El gobierno de Hollande se ha caracterizado por sus ambigüedades. Por ejemplo, anunció unos beneficios tributarios para las empresas y nombró para su ejecución al por entonces popular señor Valls, pero al mismo tiempo promovió al retorcido minhacienda, Montebourg, para que implementara la política de austeridad del primer ministro Valls y en lugar de implementarla lo traicionó, le enredó todos los beneficios tributarios que había anunciado.

El resultado de todo esto parece haber sido que, por fin, rompió Hollande con la izquierda de su partido y nombró un equipo integrado por  moderados y con destacados economistas y asesores económicos. El socialismo no funciona en ninguna parte. 

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA