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El mercado del yoga llegaría a US$66.266 millones en 2027 y ha impulsado los viajes espirituales y de desconexión en países como India
‘Desconectar para reconectar’ es una de esas frases comunes en esta época, en la que el trabajo, las ciudades y las pantallas pueden dejar exhausto a cualquiera. Por eso, muy a lo ‘Comer, Rezar, Amar’, la película protagonizada por Julia Roberts, cada vez más personas se animan a “arriesgarlo todo y dejarse fluir” (como en la cinta) de la mano del yoga y la meditación guiada.
La búsqueda de sí mismo no se limita a empezar con estas prácticas, sino que incluye viajar a destinos específicos en los que prima la espiritualidad, la conexión con la naturaleza y aprender de saberes y costumbres de otras culturas.
Dice Mónica Falutero, directora de Fullness Camp, que más de 50% de las personas que asisten a clases de yoga lo hace como respuesta a un punto de inflexión en su vida, un momento difícil. Y se ha popularizado tanto que, según cifras de Allied Market Research, el tamaño del mercado del yoga podría llegar a US$66.266 millones en 2027.
“El yoga te invita a reconocer tu cuerpo físico, mental y espiritual, a estar con uno mismo. Más de 50% de las personas que asisten lo hacen en un momento de inflexión”.
“El yoga te invita a reconocer tu cuerpo físico, mental, espiritual, estar con uno mismo”, señala Falutero, que periódicamente realiza viajes de inmersión a destinos como la India con este propósito.
La cifra se consolida con más ‘yoguis’, como se les llama a quienes practican el deporte, y crece junto con la atracción de turismo. Uno de los destinos predilectos es la India. En el caso de ‘Liz’ (Julia Roberts) en la película visita Nueva Delhi, allí aprende a meditar y a buscar esa paz interior que había perdido.
Actualmente, los vuelos están, en promedio, en US$2.000 para viajar antes de temporada alta (junio) y tiene dos opciones: quedarse directamente en un campamento de meditación o buscar un hotel de su preferencia y asistir a clases individuales que pueden valer desde US$13 la hora.
“Uno puede notar una diferencia contundente desde la primera sesión hasta la última, para que este tenga un efecto real en la vida de las personas hay dos ingredientes esencial es: la constancia y la determinación”, comenta Laura Prieto, profesora de yoga y fundadora de Habitándote.
Otro de los destinos que visita la protagonista es Bali, Indonesia, en donde, incluso, usted podrá certificarse como maestro de yoga de la mano de expertos. Una de las opciones es House of Om una escuela holística en la que podrá vivir. Un plan de 20 días y 200 horas de formación está desde US$1.800 dependiendo la temporada.
Los expertos señalan que los lugares más recomendados para practicar yoga son espacios abiertos en los que se pueda tener contacto con la naturaleza, por eso también destacan destinos como Tailandia, Costa Rica y Guatemala, con su ‘yoga forest’.
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