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HACIENDA

Lo que será tendencia los próximos meses antes de cerrar 2023

domingo, 12 de marzo de 2023
RIPE:

Colombia

La crisis ambiental y la desigualdad serían los lunares más importantes del sistema económico actual, que tendrá que cambiar según expertos

El último informe de Sitra sobre lo qué será tendencia y temas a tener en cuenta durante 2023 resalta que el modelo económico mundial es algo que se tendrá que ver con lupa. No solo porque su principal motor son la energía fósil y, por ende, su contribución al cambio climático, sino también por la desigualdad que existe actualmente.

El informe detalla que el crecimiento de las desigualdades globales y el impacto ecológico crea la necesidad de reformar la economía. "La riqueza se concentra en manos de un grupo cada vez más pequeño de personas mientras aumentan los fenómenos meteorológicos extremos y el colapso del los ecosistemas, lo que está erosionando el funcionamiento y la capacidad de la economía", dijo el reporte.

La distribución del ingreso y la riqueza en 2021 siguió mostrando esta misma tendencia. Según los datos mostrados en el informe, el 10% más rico del planeta se hizo con 52% del ingreso que se generó en dicho año. Es decir, por cada US$100 de ganancias hechas en 2021, el 10% más rico del planeta se quedaba con US$52.

Contraste de esto es el otro 10% pero de los más pobres del planeta, que solo se quedaron con US$8,5. Los ingresos medios, que muestran como 50% de la población, recibieron US$39,5 de cada US$100 ingresos nuevos generados.

Por el lado de la riqueza, la brecha es aún mayor. El 10% más rico captó 76% de la riqueza que había en el mundo en 2021. El 10% más pobre era dueño de solo 2%, mientras que el 50% medio poseía 22% de la riqueza para ese año.

El documento aplaude medidas como el Green Deal que adoptó EE.UU., por ejemplo, que incluye planes integrales para reformar la economía y adaptarla dentro de los límites del planeta.

Otro es el Programa de Acción Medioambiental de la UE, cuyo principal objetivo a largo plazo es que para 2050, la gente viva bien, dentro de los límites de una economía del bienestar en la que nada se desperdicia, el crecimiento es regenerativo y hay una neutralidad climática. Esto, junto con una mejora sustancial en las desigualdades.

Sin embargo, Sitra advierte que estos programas necesitan ser monitoreados porque si bien estas iniciativas existen hace rato, los indicadores existentes no dan una visión integral del progreso en estos aspectos. "Los indicadores económicos convencionales necesitan ser complementados con la contabilidad de los ecosistemas, que tiene en cuenta los beneficios creados por los servicios ecosistémicos de la naturaleza", dice el documento.

La transición verde, apuntaron, también requiere de inversiones que impulsen el crecimiento económico y creación de empleo a largo plazo. Algunas de las iniciativas están orientadas hacia una transición que trae consigo profundos cambios en la sistema económico, con énfasis en el movimiento, más allá de la dependencia del crecimiento.

Otras iniciativas estarían apuntando a una economía justa y sostenible a través del actual sistema económico, con un mercado impulsado en herramientas para el crecimiento verde como la naturaleza, el bienestar y la justicia como un grupo.

"Una economía restaurativa implica la regeneración de capital no solo ecológico sino también social a través de un enfoque en áreas tales como habilidades, educación, valores, confianza y normas compartidas por las comunidades", apuntaron.

Por último, otro camino es que el futuro de la economía sea abordado en términos de competitividad. Esto incluiría cambios en la geopolítica, la reducción de la desigualdad y el desarrollo de los datos. Así, las empresas pioneras tienen la capacidad para interpretar los nuevos desafíos y oportunidades relacionados con la competitividad desde la perspectiva de su negocio.

Las perspectivas económicas más sombrías destacan la recesión, la inflación y el desempleo o la estanflación. En ese escenario, Finlandia (de donde es la firma), o toda Europa, se quedará atrás en la lucha por la competitividad y competencia, y las exportaciones sufrirán.

Los precios de los recursos y la energía se dispararán y muchas empresas irán a la quiebra. El los servicios del Estado del bienestar tendrán que ser desmantelada y la desigualdad económica aumentaría aún más.

Únicamente 12,4% de toda la riqueza creada se distribuye en 90% de la población del país

Para comienzos del año pasado, según el Comité de Oxford de Ayuda contra el Hambre, Oxfam, Colombia era el segundo país más desigual de Latinoamérica en términos de ingreso.

El índice de Gini del país, que mide este fenómeno y en el que 1 es muy desigual y 0 que no hay desigualdad, llegó en 2021, según cifras oficiales del Dane, a 0,52.

Dato publicados por ‘Inequality’, una organización sin ánimo de lucro, muestra que en Colombia, ese 1% más rico de la población acumula US$229.700 millones, lo que corresponde a más de 37% del total de riqueza que hay en el país.

No muy lejos está el hallazgo que compartió Oxfam hace apenas una semana. En él, Carlos Mejía, su director ejecutivo para Colombia, señaló que por cada US$100 de riqueza que se creó en el país en la última década, US$45 fueron a parar a los bolsillos del 1% más rico y sólo US$12,4 al 90% más pobre.

En el prólogo del informe mundial, que cuenta con palabras del ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, este señaló que “gravar a los más ricos ya no es una opción, sino una obligación”.

El ministro Ocampo, que también habló del tema en Davos, apuntó que la desigualdad global se ha disparado y que “no hay mejor manera de abordarla que redistribuyendo la riqueza”.

Pilar fundamental, según el economista, de la Tributaria que entró a regir en el país este año. “La equidad está en el corazón de las reformas tributarias de Colombia”, escribió el ministro.

Esta solución, agregó, se traduce en un nuevo impuesto a la riqueza (como el cambio en el impuesto al patrimonio), impuestos más altos para personas de altos ingresos y también a grandes corporaciones que cosechan ganancias extraordinarias en los mercados internacionales.

Empresas que, dijo, “muchas veces terminan beneficiándose de incentivos fiscales que existen sin una clara justificación social o ambiental”.

Posibles soluciones
Para Mejía, un impuesto sobre la riqueza de 2% para los millonarios, de 3% para los que poseen más de US$50 millones y de 5% para los multimillonarios colombianos, recaudaría $13,4 billones anuales. “Esto alcanzaría para aumentar la inversión en educación en 17%”, dijo.

Este tipo de medidas, según varios analistas, deben ser tomadas en bloque por las diferentes regiones y países, pues de nada sirve que un país implemente este tipo de impuestos y sus vecinos no.

En esos casos, como lo han mostrado los hechos tanto en Latinoamérica como en Europa, los más ricos deciden trasladar sus fortunas a las naciones que no cuenten con estos tipos de impuestos.

Precisamente, ayer el ministro Ocampo se dirigió a varios embajadores de las Naciones Unidas sobre el tema y recalcó que las autoridades internacionales deben “mejorar la cooperación tributaria internacional y limitar dicha competencia entre los países. Las multinacionales deben pagar una tributación justa y no andar de país en país buscando cuál da más beneficios”, dijo.

Cómo funciona la desigualdad
Una de las claves para entender este concepto es partir del hecho de que no ha existido desigualdad cero al menos en los registros que se tienen y se conocen hoy en día -aquí se ahonda mucho en la literatura-.

Esto, teniendo en cuenta que en la sociedad y el modelo económico actual, por ejemplo, la persona, empresa o grupo que aporta el capital para cualquier actividad, siempre recibirá una mayor retribución de la riqueza creada que los que no pusieron.

Desligando el término del sistema capitalista, por ejemplo, en las sociedades modernas nace otro elemento que imposibilita la igualdad en el ingreso: la jerarquía. Cuando hay personas ‘más importantes’ que otras, el ingreso no es igualitario.

Para Juan Camilo Pardo, investigador económico de Corficolombiana, un índice de Gini igual a 0 es difícil y casi imposible de concebir en los modelos económicos actuales en los que existe este último término.

Si bien Pardo reconoce que todas las opiniones -incluida la de él- tienen un sesgo con base a los diferentes factores que afectan este tipo de posiciones, para él es “improbable que exista una sociedad con desigualdad 0 al menos en el corto y mediano plazo”.

“Tener un Gini de 0 es decir que todas las personas van a recibir exactamente la misma cantidad de lo que se produzca ya sea en un país a nivel macro o a algo más micro, como cuando las comunidades cazaban. Y desde que exista o esté presente un nivel jerárquico, es difícil que se presente esa situación”, dijo.

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