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Luis Orlando Sánchez, socio de impuestos globales de EY Colombia, explicó el alcance del acuerdo fiscal global y el impuesto mínimo
Después de años de errores y reveses, 130 países y jurisdicciones, incluida Colombia, aprobaron el establecimiento de una tasa mínima para las corporaciones, junto con reglas para compartir las ganancias de multinacionales de peso como Facebook y Google.
Luis Orlando Sánchez, socio de Impuestos Internacionales de EY Colombia, explicó el alcance del acuerdo, que deberá ser finiquitado en octubre de este año, y explicó que, al interior de los países, la mayor discusión versará sobre las exclusiones tributarias.
¿En qué consiste el acuerdo fiscal global?
Desde hace varios años la Ocde viene atacando la erosión de la base y distracción de utilidades. Hicieron una primera tanda de iniciativas a las que muchas normas se adaptaron en 2015, pero les quedó una asignatura pendiente; la duda de cómo se iba a gravar la economía digital.
Con esto se dieron cuenta de que también era necesario establecer una tarifa mínima de impuestos para que se cierre el círculo de las otras medidas, y a partir de eso se crearon dos nuevas: gravamen de la economía digital y el impuesto mínimo global corporativo.
¿Cómo funcionarán estas dos nuevas medidas?
En la cumbre del G20 del 10 de julio, los ministros de finanzas del grupo delinearon estos pilares y acordaron que para gravar la economía digital toca poner normas que no existen.
Por ejemplo, muchas veces hay compañía que prestan servicios de internet en Colombia, sin presencia física en el país. Ahora, cierta porción de la utilidad de estas compañías se distribuirá a los países con unas llaves de distribución, para que se paguen impuestos dentro de la economía digital.
Con el impuesto mínimo global se está buscando que haya un piso, en donde el país donde está la matriz podrá reclamar que en el lugar donde está su compañía subsidiaria no se está cumpliendo con este requisito.
Se espera que para 2022 los países adopten las normas, y para 2023 ya pueda comenzar a implementarse en buena parte de las jurisdicciones.
Muchas de las compañías que se quieren gravar están en lugares que tienen un impuesto por debajo de 15% ¿Cómo se logrará que se sumen estos países, o los paraísos fiscales?
Este grupo está compuesto por 139 países, de los cuales 130 firmaron el compromiso que fue ratificado por el G20.
Entre las jurisdicciones que no firmaron está Irlanda, preocupada porque su tasa 12,5% se va a ver presionada por el 15%. Hungría y Estonia, de la Unión Europea, también hacen parte de los otros que no han firmado, sin embargo, la Ocde y el G20 han presionado mucho a los países para que firmen.
Como se ha propuesto en el pasado, no se necesitaría que el país donde está la compañía establezca un impuesto de 15%. Por ejemplo, si una compañía colombiana tiene una subsidiaria en Irlanda; si Colombia encuentra que se está pagando menos, puede tomar la decisión de gravar ese 2,5% restante en territorio nacional.
Cada quien se vigila, y si un país deja de cobrar no significa nada, porque el país donde están los accionistas va a cobrar el dinero que se deje sobre la mesa.
¿Podría haber una guerra tributaria por cobrar ese 2,5% que quedaría sobre la mesa?
Seguramente habrá una guerra tributaria, pero con un piso para el impuesto de la renta. Habrá otros impuestos que puedan ser competencia, por lo que verán otras alternativas en otros impuestos.
Además, por algunos tratamientos a determinadas operaciones, estas estarán exceptuadas del piso de 15%. Esta sin duda será una gran discusión, sobre cuáles serán las exclusiones.
¿Cuál es el impacto de que Colombia apoye un impuesto mínimo de 15%, cuando la nueva reforma tributaria plantea una renta de 35%? ¿Cómo nos beneficiamos o afectamos?
En principio este pilar sólo impactará a compañías o grupos que tengan ingresos anuales superiores a millones de euros; eso correspondería a muy pocos grupos colombianos.
Esto impacta en el caso de que se tengan operaciones donde se pague menos de 15%, porque si siguen pagando menos de 15% en paraísos fiscales, Colombia tendría que gravar el restante.
Para los extranjeros que invierten en Colombia con beneficio de rentas exentas, la discusión sería si van a entrar o van a quedar excluidas de ese 15%. Si se incluyen lo que va a pasar es que la utilidad va a pagar impuestos donde esté la oficina principal de la subsidiaria.
De aprobarse este tratado ¿Tener un impuesto de renta de menos del doble del actual nos volvería menos competitivos?
El alza de la tarifa de renta corporativa a 35% no es más que una mala noticia: está super diagnosticado que en los países desarrollados se pagan más impuestos por parte de las personas naturales, que por las sociedades.
Con esa tarifa llegaremos con niveles más altos de tributación, porque además de ese 35% se contribuye con un dividendo de 10%. Todo esto definitivamente nos resta competitividad. La decisión fue más política, pero desde el punto de vista técnico nos deja en desventaja.
Al final son poco más de 100 compañías las incluidas en el acuerdo ¿Qué tanto impacta ese tema en América Latina?
Son dos cosas. En el pilar uno, las compañías que entran tienen que tener ingresos de 21 billones de euros al año en economía digital. En el pilar dos el umbral es más bajo, de 750 millones de euros al año.
Algunas de estas compañías están en Colombia, o en los otros países de América Latina, pero la cuestión es si tienen un margen de utilidad mayor de 10% para repartir sobre lo que exceda este valor con los demás países.
La gran discusión es si la torta a repartir va a ser pequeña y si van a ser muchos países que quieran formar parte de esto. Lo bueno es que ya empezando bajando umbrales; hoy en día no existe esa posibilidad de ingresos, pero va a existir si esto se concreta.
Usted mencionó que no necesariamente los países tendrían que ratificar los acuerdos o modificar sus impuestos, sin embargo, una de las preocupaciones más grandes es la capacidad de los mandatarios para implementar estas políticas ¿Qué hace falta para que estas reformas sean una realidad?
Para octubre ya estará definida, según la Ocde, la arquitectura para poderlo implementar, en 2022 se podrá adoptar y en 2023 se empezará a implementar. En el caso particular de EE.UU., la tributaria de Biden incluye un incremento de la tasa, quiere pasar de 21% a 28%, y quiere hacer otros ajustes. Biden tendrá varias discusiones con el Congreso, esta será una más y el tiempo de aprobación puede ser incierto.
Los dos pilares del acuerdo fiscal global suscrito el pasado 1 de julio
El plan fiscal impulsado por la Ocde tiene dos pilares. El primero tiene que ver con una distribución más justa de los beneficios y derechos fiscales entre los países con respecto a las multinacionales más grandes, que reasigna los derechos impositivos del país de origen a los mercados en los que estas operan y generan ganancias. El segundo, en cambio, plantea establecer un impuesto mínimo global corporativo de al menos 15%. Se estima que el segundo pilar generaría US$150.000 millones de ingresos fiscales adicionales anuales a nivel mundial.
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